La prensa corporativa insiste en repetir que, políticamente, tanto Perú Libre como Fuerza Popular han desaparecido del reciente mapa electoral, al no ganar ninguna alcaldía (de consideración) a nivel nacional. En el caso del partido del lápiz sería cierto (estrepitosa derrota) pero por el lado del partido fujimorista no sería tanto así.
Si bien en Lima, dos de sus representantes más conocidos (César Combina por San Isidro y Cecilia Chacón por San Borja) no alcanzaron el sillón municipal, esto no quiere decir que el fujimorato ha perdido protagonismo o que fue enterrado del todo. Basta ver la raíz política de dos de los hombres claves y cercanos al virtual alcalde Rafael López Aliaga (RLA) para darse cuenta de cómo va el asunto.
Por un lado está Julio Gagó, jefe de campaña y candidato a regidor por Renovación Popular (a quien se le habría pagado con fondos públicos cerca de medio millón de soles por «consultorías y coaching»). Recordemos que Gagó fue una figura mediática y recalcitrante del fujimorato (fue parlamentario por Fuerza 2011 para el período 2011-2016). Y también tenemos a Renzo Reggiardo (otrora secretario general del primer partido fujimorista: Cambio 90), quien va como teniente alcalde de RLA, y que también fue parlamentario (2006-2011) por Alianza para el Futuro (otro de los tantos membretes fujimoristas en las décadas recientes).
Y ni qué decir de las «coincidencias» ideológicas y programáticas entre Fuerza Popular y Renovación Popular: ultraderecha, asistencialismo populista, macartismo, anticomunismo, conservadurismo reaccionario, corporativismo mafioso y criminal, enriquecimiento ilícito y deudas con el Estado, agenda oscurantista y antiderechos, control férreo del aparato público, ultraliberalización económica, etc.
El fujimorato hoy es una fuerza extrapolítica (banda criminal) que sabe reciclarse, adaptarse, fagocitar y regurgir, infiltrarse y controlar, negociar y pactar, etc., con tal de no perder vigencia. Pueden no tener el gobierno, el municipio o el parlamento, pero jamás perderán el poder. ¿Alguien lo duda?