Tras la confesión forzada (cínica) de Martín Vizcarra y su vacunación privilegiada, se está destapando una retahíla de «confesiones» y renuncias de alto nivel.
Tras la salida de Pilar Mazzeti, le ha seguido Luis Suárez (ahora exviceministro de Salud Pública del Ministerio de Salud) luego de aceptar que él y miembros de su equipo de trabajo recibieron la vacuna de Sinopharm. Asimismo, ha dimitido Elizabeth Astete al Ministerio de Relaciones Exteriores, luego de admitir en un comunicado público que recibió la primera dosis el 22 de enero último, por considerarlo «un remanente del lote de vacunas a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia».
Y conforme pasen las horas y días, iremos viendo más casos de este escándalo de uso y abuso de poder de funcionarios públicos, que no solo merece el repudio colectivo sino un debido proceso de investigación y sanción correspondiente. Así es la corrupción en las élites políticas: no importa si el país entero se desangra o asfixia, primero están sus intereses y privilegios.