Sucede algo «curioso». Keiko Fujimori está en segunda vuelta, pero ¿el fujimorismo está partido? Me refiero a las otras dos cabezas fujimoristas: Rafael López Aliaga y Hernando De Soto.
RLA ha dicho claramente que «no ve tan de izquierdas a Castillo», «es un tipo provida y profamilia», «tenemos afinidades», «pueden haber puentes» con Perú Libre (PL). Mientras que HDS ha dicho que aún no reconoce a Keiko como la que pasa a segunda vuelta y que «confíemos en él porque sabe revertir aparentes crisis», que «recordemos que en el 90, entre la disputa de un candidato de izquierda y derecha, ganó un outsider de izquierda y gobernó bien (en referencia a Fujimori sobre Vargas Llosa), que «la izquierda no asusta tanto porque pueden madurar y generar confianza y seguir con la inversiones».
Los aliados naturales y obvios de Keiko hoy no tienen reparos en «coquetear» con el demonio de «extrema izquierda» (así le dice la prensa a PL). ¿Por qué? ¿Qué cálculos retorcidos hay detrás? ¿Presiones subrepticias hacia Keiko? ¿Nuevas estrategias derechistas para pintarle la cancha al «outsider advenedizo»? ¿Hay más puntos de agenda en común de lo que vemos o queremos creer?
De todos modos, es un pésimo precedente que la ultraderecha diga, sin ruborizarse, que tiene coincidencias y afinidades con la supuesta «ultraizquierda». ¿Qué lectura a priori sacar de esto?