Derrame de petróleo el día 15 de enero 2022, producto de una negligencia compartida por las autoridades peruanas y la Refinería La Pampilla a cargo de la empresa Repsol Perú. Hasta la fecha, no sabemos el volumen de petróleo vertido, pero aves y mamíferos empetrolados yacen muertos o moribundos en las playas. La información de prensa sostiene que se realizaron maniobras de descarga/carga de petroleo el día del oleaje anómalo producto de la erupción volcánica en Tonga. Este hecho fue subestimado por el sistema de alerta de tsunamis en el Perú.
Los daños ecológicos son irreversibles. Plankton, muy muy, cangrejos, pulpos, peces, aves y mamíferos. Todos perjudicados. Mientras mas demoren en limpiar (hasta hoy ningun plan de contingencia) mayores los daños porque el petróleo se extiende con las mareas y corrientes.
En redes hemos observado muchas personas con la iniciativa de rescatar a las aves y lobos marinos varados en las playas. Gran gesto e iniciativa, tenemos que hacer lo que podamos, lo que está a nuestro alcance para mitigar nuestros errores como sociedad. Sin embargo, la solución es más compleja de lo que creemos. Necesitamos centros de rehabilitación de animales empetrolados urgentemente. No existe alguno en el país. Expongo el caso de las aves marinas, ya que tuve la ocasión de ser voluntario en SANCCOB saves seabirds en Sudáfrica muchos años atrás. Cuando hay un derrame, se habilita una alarma de emergencia que se activa a pocas horas del derrame. Voluntarios entrenados acuden a las playas para reunir y trasladar a las aves empetroladas al CENTRO DE REHABILITACION en donde hay un staff de biólogos, veterinarios, voluntarios, etc. Los animales son inspeccionandos y lavados múltiples veces con un detergente especial que disuelve el petróleo. Los enjuagues son de agua fría y tibia, se secan las plumas, las aves son alimentadas, abrigadas, inspeccionadas, analizadas y finalmente devueltas después de varias semanas en rehab. No sólo son dañadas las plumas, sino hay ingesta del hidrocarburo. Las plumas son vitales para las aves pues las aislan del medio externo, imprescindibles para el vuelo o buceo y para el cortejo. Lavarlas sin el cuidado necesario puede ser contraproducente.
Lo que ha ocurrido en Ventanilla no es un accidente, es una negligencia. Como sociedad debemos exigir sanciones drásticas para los responsables. No nos interesa que se les multe con 30,000 UIT. Lo que nos interesa es que se les exija a construir, instalar y operar un centro de rehabilitación para fauna marina empetrolada permanente en base a ejemplos en otras partes del mundo como Sudáfrica, Brasil o Estados Unidos.
Los derrames volverán a ocurrir y debemos estar preparados.
Fuente: Unidad de Investigación de Ecosistemas Marinos – Grupo Aves Marinas
Foto: Javier Quiñones IMARPE