Para hoy se está gestando una verdadera movilización popular que pondrá a prueba, nuevamente, al Gobierno. Se ha articulado una respuesta desde los principales gremios sindicales, agrarios y populares a nivel nacional. Desde muy temprano se están viendo protestas y marchas en Iquitos, Arequipa, Cusco, etc. Esta vez es la propia clase trabajadora que sale a manifestarse, lejos del aparatismo hipócrita e interesado de la derecha (como vimos el martes último).
Hoy se deberán levantar las justas demandas sociales: rechazo al golpismo de la derecha, cambio de constitución y asamblea popular constituyente, fin a los monopolios y especulaciones en los precios de los alimentos (Grupo Gloria, Grupo Alicorp, etc.), ratificación en la rebaja del combustible, atención a los compromisos y pliegos de reclamos laborales, atención a la problemática de la agroindustria, solución a los conflictos socioambientales derivados de la minería, sanción y expulsión de transnacionales criminales como Repsol, etc.
El movimiento popular en general y la clase obrera en particular, hoy deben volver a disputar la calle a la derecha que buscó hegemonizar el descontento colectivo. Deberá plantearse una dinámica de lucha en cuanto a tensión y exigencia para que el Gobierno asuma las demandas sociales antes de perecer a manos del golpismo rampante.
Es menester gestar un espiral de lucha desde abajo y a la izquierda para resistir la embestida reaccionaria (gran empresariado, derecha parlamentaria, fascismo provocador, infiltración lumpenesca, etc.) y para rebasar incluso cualquier limitante institucional. No se trata de defender o sostener a un Ejecutivo que se dispara a los pies y juega en pared con la oposición, sino de exigir una salida realmente popular a la crisis socioeconómica que seguimos padeciendo.