Tres breves:
1.- La insistencia para que el sector privado adquiera lotes de vacunas y luego las «proporcione» (venda) a sus trabajadores (y quienes puedan pagarlo) no se inscribe dentro de un criterio lógico para destrabar la burocracia del Estado, y así aplicar medidas humanistas, sino dentro de la dinámica mercantilista y acaparadora del neoliberalismo. No existe sentido altruista o de solución a la crisis nacional en los cálculos empresariales de la Confiep y sus corifeos.
2.- Cada día se demuestra que la crítica a López Aliaga por su talante ultraconservador y fascistoide, es limitada si no se acompaña con el cuestionamiento de su perfil empresarial y las denuncias o deudas que tiene ante la justicia peruana. El peruano promedio es conservador, así que no se verá afectado si se le dice que su candidato es homofóbico, machista o ultrarreligioso. Por tanto, es urgente rechazar con argumentos políticos cada arista de López Aliaga, más allá de memes, porque el elector emotivo y no racional solo verá ataques y terminará por victimizarlo (votando por él, como «castigo» o «joda»).
3.- ¿Cómo se explica el ascenso en la intención de votos presidenciales y congresales a Acción Popular? ¿Cómo un partido que fue pieza clave en la «intentona golpista» (bajo la figura de vacancia) hoy goza de índices favorables a diferencia de sus pares como Frepap, PP, Somos Perú, UPP, Fuerza Popular, APP que cargan con el lastre del descrédito social luego de las jornadas del 14N, o peor aún en el caso del Frente Amplio y su casi invisibilidad en las encuestas e intenciones de voto? La clave podría estar en el manejo de crisis institucional hacia adentro y hacia afuera que tiene una fuerza política que sí es partido estructurado y medianamente cohesionado, además del control legislativo que aún tienen. Y, claro, la miserabilidad corrupta de Vizcarra y compañía, está ayudado a lavarle la cara a los otrora «golpistas» (provacancia).