¿Perú al borde del abismo?

Según IEP e Ipsos, cambia ligeramente el panorama de la preferencias a una semana de las elecciones. El principal beneficiado es Hernando De Soto, pues en ambas está en seguna ubicación y pasaría a segunda vuelta o con Fujimori o con Lescano.

A pocos días, esta parece ser la tendencia real (claro que hay que tomar en cuenta el margen de error, los votos escondidos y los indecisos). Y ya no solo es preocupante, sino que genera una alarma mayor. De Soto representa una de las cabezas de la bestia fujimorista, con sus propios agregados reaccionarios.

Esta vez no es simplemente la derecha en campaña (con su afán neoliberal pero «democrático» burgués), sino que es la ultraderecha (con su agenda ultraconservadora, agresiva y fascistoide) la que acecha por varios frentes. Se juegan más de una carta. Se sienten ganadores y se relamen las fauces.

Lo que ocurra esta semana será determinante. Estos días serán sangrientos. Ir al todo o nada, al matar o morir, si se quiere profundizar esta tendencia reaccionaria o revertirla urgentemente. No es poco lo que está en juego. Incluso no es únicamente un tema nacional, pues a nivel regional también hay disputa de hegemonías, y esto repercutirá directamente en Perú.

Último tramo picante

Según esta encuesta, hay una pequeña caída de Lescano y un estancamiento de López Aliaga, mientras que Mendoza, De Soto, Fujimori y Forsyth tienen un crecimiento ligero en algunos casos y notable en otros. El punto más llamativo es el de Castillo que se mete en una ubicación más expectante, sobrepasando a candidatos muchísimo más mediáticos y con poder económico como Urresti y Acuña.

Es cierto que cada encuesta (sobre todo las más «confiables») solo muestran el momento y las tendencias y no determinan el resultado oficial, pero ya nos van dando un indicativo claro de cómo se enfrentará el último tramo de campaña. El gran conglomerado de la prensa (Grupo El Comercio y aliados) no desean a RLA en el poder por considerarlo un extremista de derecha que colisionaría con los intereses de la derecha liberal, por lo tanto seguirán sacando denuncias en su contra. ¿Esto está bien o no?

Sí, claro. Pero el imaginario popular percibe cada crítica a RLA como una pataleta de la «prensa mermelera» y se muestran curtidos contra cualquier denuncia (los debates tampoco interesan). Peor aún, dibujan una falsa dicotomía entre López Aliaga vs «grupos de poder», cuando es claro que dichas rivalidades son ficticias y a la hora de la defensa del modelo económico y la Constitución cierran filas sin chistar.

La prensa mayoritaria y oficialista también hace sus cálculos y pondrá el arsenal en candidatos «más de centro». Por ello, veremos estos días mayor apoyo y cobertura a Forsyth y De Soto. Poco importa si ambos candidatos llevan a fujimoristas recalcitrantes en sus listas o equipos, pues son percibidos como candidaturas «técnicas y modernas» que calzarían en los tejes y manejes del neoliberalismo defendido por los grupos de poder y sus cajas de resonancia en la prensa.

Lescano les debe parecer muy «izquierdoso» (¡qué ridículo!) y verán la forma de seguir pinchándolo. Que no nos sorprenda que estos días salga algún destape bomba o denuncia reloaded que termine por tumbarse al candidato de Acción Popular. O por último, procurar que pase a segunda vuelta con alguien con quien claramente podría (y debería) perder.

Y respecto a Verónika Mendoza, veremos un mayor nivel de violencia en su contra. Ahora sí saldrá toda la artillería pesada para insistir hasta el delirio en factores como «Venezuela, comer tres veces al día, terrorismo, miseria, atraso», etc. Si la prensa se asusta con RLA, con Mendoza sienten el verdadero terror (no deberian, no hay motivos) y por eso la tratarán como piñata (al final, está claro que el neoliberalismo reaccionario prefiere al fascismo antes que a la socialdemocracia).

Lo de Castillo es meritorio y positivo, pues ha logrado calar a partir de un proyecto y discurso más claramente apoyado hacia la izquierda. Los grupos de poder y sus tentáculos mediáticos ya lo tienen mapeado y le permitirán subir y aparecer en sus medios según sus cálculos (quitarle votos a Mendoza) pero jamás tolerarán que suba un poco más. Les desagrada profundamente la sola idea del provinciano outsider antisistema.

Así las cosas, tendremos unos días más sangrientos y entretenidos. Ahora mismo todo mundo empieza a hacer sumas y restas para ver cómo se llegará al 11 de abril y de qué manera reacomodarse en el «nuevo» escenario político poselecciones.

¿Unidad de izquierdas? ¿Dónde? ¿Cuándo?

La unidad de las izquierdas en Perú es una quimera. Y conforme avanzan los años, pasa de utopía a pesadilla. Ahora hay una desesperación evidente por exigir renuncias en beneficio de proyectos «con más posibilidades». Esto desde un aspecto formal y superficial puede ser «positivo» o «táctico», pero si se analizan las cosas desde un ángulo más estratégico se desnudan serias falencias y pragmatismos que agrietan más las cosas.

La historia enseña que las alianzas deben darse antes de iniciado un proceso sociopolítico o que si forja una posible unidad en plena marcha, pues debe darse sobre criterios igualitarios y viables para todas las partes ante el enemigo común. Y aquí es donde desde Perú Libre y Frente Amplio muestran serias reticencias para bajar sus banderas y levantar las de Juntos por el Perú.

Hay capital humano y esfuerzo militante en cada lado que no pueden cuantificarse como simples cifras porcentuales de sumas y restas. Hay enormes recelos, desconfianzas, brechas, discrepancias y rupturas entre las partes (que no pueden soldarse sobre la base de proselitismos coyunturales). Y, lamentablemente, mientras más se acerca el 11 de abril, todo llamamiento de «unidad» puede ser visto como aprovechamiento oportunista o intransigencia caudillista.

Lo cierto es el debilitamiento de estas izquierdas formales (electorales y cortoplacistas) que en conjunto se alejan del conglomerado derechista que hace cálculos para una segunda vuelta. Una vez más, los errores y limitaciones vendrían desde adentro de las propias izquierdas que pululan entre discursos propios y desconectados del vaivén complejo del populacho que se decanta por populismos de ultraderecha al verse huérfanos de paradigmas orgánicos izquierdistas (de masas) reales de cambio social.

El fascismo que creíamos muerto

Esta foto de López Aliaga con los reservistas del Frente Patriótico (de Antauro Humala y Virgilio Acuña) puede ser —salvando tiempos y contextos históricos— una analogía moderna de lo que el Perú vivió en la década del 30: la proliferación de dos tipos de fascismos nacionales. Uno, de raigambre aristocrática y elitista; y el otro, de extracción popular y populista.

El primer caso de fascismo estuvo representado por intelectuales de la alta burguesía como José de la Riva-Agüero, Raúl Ferrero Rebagliati, Víctor Andrés Belaunde, Felipe Sassone o Carlos Miró Quesada Laos, quien además mantenía nexos con el otro fascismo local encarnado en la Unión Revolucionaria de Luis Sánchez Cerro, Luis A. Flores, Cirilo Ortega, Yolanda Cocco, etc.

López Aliaga sería como el rostro de ese viejo fascismo oligárquico, ultracatólico, elitista y reaccionario, mientras que los reservistas (antauristas) serían el símil de los «camisas negras» urristas que se extasiaban con militarismos caudillistas, xenofobias trasnochadas, discursos «antistablishment» y «revolucionarismos» patrioteros. Ambas corrientes tuvieron sus públicos cautivos diferenciados (burguesía terrateniente por un lado y pueblo descontento por el otro) pero comulgaban en la misma fe anticomunista y antiliberal, imperialista y guerrerista.

Claro que hoy la ultraderecha peruana no goza de intelectuales connotados ni partidos de masas uniformizados, pero se las arregla para tensionar la «democracia» peruana abarcando espectros políticos aparentemente distantes y amorfos pero unidos por un voluntarismo reaccionario y ciertamente peligroso.

¿Keiko ya no es rentable?

En Perú somos tan caídos del palto que cuando algún bodrio de TV le dice sus verdades a Keiko, les tomamos por «valientes, audaces, frontales, contestatarios, veraces» y no reparamos en que se trata de un guion prefabricado desde las oficinas de los mismos dueños del canal.

Keiko ya no es rentable para ciertos grupos de poder (para otros sí). El consabido antivoto de la Fujimori es un factor que desalienta a un sector del gran empresariado otrora entusiasta financista de cuanto proyecto fujimorista postulara a las presidenciales.

Los «ataques» a Keiko en canales como Willax ni son gratuitos ni son honestos. Es cálculo politico-empresarial. La ultraderecha hoy cuenta con más de una posibilidad en la baraja (incluso con cartas bajo la manga). Saben que es mejor poner la carne en otro asador.

Esto no significa el fin del fujimorato. En absoluto. En tanto maquinaria mafiosa y antimodelo económico, sigue vigente e influyente, incluso hegemónico con aval constitucional.

Hoy Keiko trastabilla pero no cae. Sus tentáculos mutan y nos acechan en forma de López Aliaga o De Soto (principalmente, pero no son los únicos). El agente naranja puede verse de otro color, pero es igual de venenoso.

Las sombras del tucán

Ha muerto Luis Bedoya Reyes, fundador e histórico líder del Partido Popular Cristiano (PPC), y ya se alistan las grandes remebranzas y los homenajes póstumos al viejo defensor de la oligarquía reaccionaria.

Pero no olvidemos que el mismo «demócrata y cristiano» Bedoya fue asesor legal de la fábrica textil Industrial Cromotex S.A., que en 1979 fue escenario de una importante huelga en la que los obreros se enfrentaron a la tiranía de la patronal, tomando su centro de trabajo y resistiendo, aún a costa de sus vidas. El propietario de Cromotex, Antonio Mussiris engordaba sus arcas con el sudor y lágrimas proletarias, tratando de descabezar el sindicato en alianza con la dictadura militar de Morales Bermúdez.

Y fueron Bedoya Reyes y Mussiris quienes exigieron la intervención armada para masacrar a los huelguistas antes que estos tomen la fábrica para control obrero. Fue así que policías y matones contratados por la empresa, iniciaron la represión y desalojo.

Murieron los obreros Marcelino Castro, Silvio Jiménez e Inocencio Paco. Los demás trabajadores resistieron hasta ser doblegados. Uno de los obreros seriamente heridos fue Hemigidio Huerta, quien en pleno traslado policial le dijo a Néstor Cerpa: «Toma mi sangre y escribe para que el pueblo sepa que nos están llevando presos». Huerta muere a los pocos días. Los trabajadores Máximo Montoya y Máximo Lara también fallecieron por las heridas recibidas durante la represión. El saldo final fue de seis obreros muertos.

Los trabajadores de Cromotex, encarcelados u hospitalizados, continuaron la lucha con huelgas de hambre y defensa judicial de sus intereses, sin desmayar un instante hasta conseguir la excarcelación de sus compañeros. Los familiares también se organizaron mediante ollas comunes para resistir la presión económica de la desocupación.

Sobre esa sangre y ese sufrimiento se edificó la trayectoria política de Luis Bedoya Reyes y su partido elitista que desde un inicio fue una franca coladera para militantes estrictamente fascistas pero encubiertos en los parámetros derechistas y democráticos del rancio PPC.

Vallejo Inmortal

Hoy 16 de marzo, se conmemora el natalicio del poeta universal, militante comunista y pensador humanista, César Vallejo. Nació en 1892 en Santiago de Chuco (sierra norte del Perú).

En Lima presentó sus dos primeros poemarios: ‘Los heraldos negros’ (1918) y ‘Trilce’ (1922), obra que inicia la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 publicó su primera obra narrativa: ‘Escalas’, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a Perú. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas.

En la última etapa de su vida publicó libros en prosa como la novela proletaria o indigenista ‘El tungsteno’ (Madrid, 1931) y el libro de crónicas ‘Rusia en 193’1 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su cuento más famoso, ‘Paco Yunque’, que saldría a luz años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: ‘Poemas humanos’ y ‘España, aparta de mí este cáliz’, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo.

Arte: Hova

La desinformación que puede matar

Una cosa es criticar al gobierno de turno y cuestionar sus políticas públicas o sus acuerdos comerciales (aceptado por la propia democracia burguesa) y otra muy diferente es convertir a un medio de comunicación en una trinchera de la desinformación brutal y negacionismo intransigente.

Lo que hace Berto Ortiz es infundir pánico colectivo a partir de una grosera desinformación con datos tergiversados y realidades falseadas. Claramente hay un afán corporativo con cálculo político detrás del ataque sistemático. Willax se ha convertido en una madriguera de ultraderecha que cual mono con metralleta dispara a discreción sin reparos ni ética.

Necesitamos más informes científicos, argumentados por técnicos y profesionales en la materia (médicos, biólogos, genetistas, etc.) y no «interpretados» por voceros del conservadurismo reaccionario. Es urgente acabar con las especulaciones sobre salud pública y vacunación masiva. La crisis nacional (socioeconómica y sanitaria) ya es demasiado grande como para agregarle insumos de miedo y falsedad.

Vistazo a la coyuntura política

Tres breves:

1.- La insistencia para que el sector privado adquiera lotes de vacunas y luego las «proporcione» (venda) a sus trabajadores (y quienes puedan pagarlo) no se inscribe dentro de un criterio lógico para destrabar la burocracia del Estado, y así aplicar medidas humanistas, sino dentro de la dinámica mercantilista y acaparadora del neoliberalismo. No existe sentido altruista o de solución a la crisis nacional en los cálculos empresariales de la Confiep y sus corifeos.

2.- Cada día se demuestra que la crítica a López Aliaga por su talante ultraconservador y fascistoide, es limitada si no se acompaña con el cuestionamiento de su perfil empresarial y las denuncias o deudas que tiene ante la justicia peruana. El peruano promedio es conservador, así que no se verá afectado si se le dice que su candidato es homofóbico, machista o ultrarreligioso. Por tanto, es urgente rechazar con argumentos políticos cada arista de López Aliaga, más allá de memes, porque el elector emotivo y no racional solo verá ataques y terminará por victimizarlo (votando por él, como «castigo» o «joda»).

3.- ¿Cómo se explica el ascenso en la intención de votos presidenciales y congresales a Acción Popular? ¿Cómo un partido que fue pieza clave en la «intentona golpista» (bajo la figura de vacancia) hoy goza de índices favorables a diferencia de sus pares como Frepap, PP, Somos Perú, UPP, Fuerza Popular, APP que cargan con el lastre del descrédito social luego de las jornadas del 14N, o peor aún en el caso del Frente Amplio y su casi invisibilidad en las encuestas e intenciones de voto? La clave podría estar en el manejo de crisis institucional hacia adentro y hacia afuera que tiene una fuerza política que sí es partido estructurado y medianamente cohesionado, además del control legislativo que aún tienen. Y, claro, la miserabilidad corrupta de Vizcarra y compañía, está ayudado a lavarle la cara a los otrora «golpistas» (provacancia).

El fascismo en campaña

Las recientes declaraciones del candidato Rafael López Aliaga sobre el pedido de eutanasia de Ana Estrada se inscribe en la línea vomitiba de su pensamiento político: fascismo.

El desprecio por la vida, la hipocresía vergonzante, la saña cobarde contra lo diferente, la misoginia y el elitismo despectivo, son rasgos morales definidos en el perfil fascista que hoy encarna López Aliaga. Su trayectoria política y su (de)formación ideológica moldeados por un falangismo recalcitrante y un oscurantismo ultraconservador son heredados de lo más hediondo y criminal del franquismo español y su impacto colonial en países como el nuestro.

Es claro que dentro del abanico de la rancia derecha peruana, López Aliaga representa un paso más allá. Más beligerante que la propia derecha neoliberal y tecnocrática de De Soto o que la derecha populista y mafiosa de Fujimori (por compararlo con las otras dos cabezas del mismo monstruo ultraderechista local). Lo suyo es un proyecto abiertamente reaccionario, anticomunista, antirracional y demencial.

Y ahora que el Jurado Electoral Especial – Lima Centro 1 excluyó su candidatura presidencial por presuntamente vulnerar la norma sobre propaganda electoral (aunque podrá apelar ante el Jurado Nacional de Elecciones), vendrá una avalancha de victimización por parte de sus hordas fascistizantes que ya se apuran en decir que esto es «culpa de Soros», del «nuevo orden mundial», del «lobby gay y caviar», del «complot comunista», de la «izquierda delincuencial», del «marxismo cultural y la ideología de género», de la «dictadura lgtbiq+» y demás disparates estupidizantes.

Y ya sabemos que en política (y aún más en épocas electorales), la victimización mediática rinde sus frutos. Advertidos estamos.