Al maestro Víctor Luján le gustaba invocar la siguiente cita de José Carlos Mariategui: «El artista que no siente las agitaciones, las inquietudes, las ansias de su pueblo y de su época, es un artista de sensibilidad mediocre, de comprensión anémica». Infinidad de bellas obras escultóricas germinaron de las manos del maestro, en su taller de Canto Grande, en su querido San Juan de Lurigancho. Una de las más representativas es la que justamente hizo del Amauta, en conmemoración de los 100 años de su nacimiento, en 1994, a pedido del recordado dos veces alcalde Oscar Venegas, de SJL.
Dicha escultura de 6 metros de alto se inauguró en la entrada del distrito, en el cruce de las avenidas Próceres de la Independencia y Malecón Checa, como dando la bienvenida a todo/a visitante y simbolizando, así, su carácter representativo de la historia de lucha de las generaciones fundadoras del distrito. Pero la construcción de la memoria histórica es, también, un escenario de disputa, sujeto a los cambios. Cuando años después asumió la alcaldía el tristemente célebre fujimorista Chiroque, una de sus acciones fue retirar la escultura de Mariategui del lugar donde estaba.
Tiempo después, incluído el riesgo de que la escultura se perdiera olvidada en algún rincón abandonado, la misma pudo ser reubicada, aunque en un lugar menos céntrico del distrito. Es así como hoy se encuentra en el ingreso del Asentamiento Humano José Carlos Mariategui, a la altura del paradero 7 de la Av. Wiesse, enhiesta, interpeladora y vigente como antes.
Seguramente con mucho pesar pero, a la vez, con mucha esperanza, el maestro Víctor pudo ver lo acontecido en el tiempo con su querida obra. Ayer partió a la eternidad este gran artista comprometido con su pueblo. Merece no ser olvidado.
Extraído del Facebook de Daniel Zevallos