En el Perú, según estadísticas del Ministerio de Ambiente (Minam), se genera más de 19 mil toneladas de basura al día, equivalente a llenar tres estadios nacionales. De esta cifra, el 50% de residuos se producen en Lima Metropolitana y Callao. Es así como, hace 28 años, María Nieto y los vecinos del Asentamiento Humano Cruz de Motupe en San Juan de Lurigancho, encontraron una alternativa para procesar las toneladas de basura que diariamente se depositaban en su distrito.
Los desechos acumulados en el distrito de San Juan de Lurigancho se transformaron en un gran centro ecológico llamado “La Lombriz Feliz”, que procesa los residuos sólidos orgánicos y alcanza a producir 3 mil kilogramos de humus mensualmente, que venden para que esta iniciativa pueda subsistir.
María Nieto desarrolló este emprendimiento tras la sugerencia y el apoyo de misioneros alemanes, pero a la larga es un trabajo que lleva a cabo con vecinos de la zona. Frecuentemente se aseguran de recolectar las bolsas con residuos orgánicos, es decir, basura que provenga de frutas y verduras. Posteriormente, mezclan el cúmulo de residuos y añaden cáscaras de ajos para asegurarse de no dañar el suelo a causa de los líquidos que genera la materia orgánica al descomponerse.
Esta última mezcla es removida semanalmente a lo largo de tres meses para obtener el alimento de las lombrices, para finalmente esperar a que estas produzcan el humus. Este producto es un fertilizante rico en minerales y gran fuente de nutrientes, utilizado para el crecimiento de las plantas y la agricultura. De esta manera, la basura que solemos tirar sin clasificar se convierte en la materia prima de más de 1 millón 200 mil lombrices dispuestas en doce lechos.
El Centro Ecológico “La Lombriz Feliz” es la evidencia de cómo, con un adecuado manejo y aprovechamiento de los residuos sólido-urbanos, se pueden crear una serie de actividades productivas que pueden aportar al desarrollo y a la vez erradicar problemas comúnmente originados por la basura, como el mal olor y la existencia de un foco infeccioso que puede acarrear enfermedades y proliferación de plagas.
Junto al manejo integral de los residuos orgánicos y la crianza intensiva de lombrices de tierra, se han desarrollado actividades manuales, donde lo considerado “basura” cobra una nueva vida a través de artesanías. Además, el biohuerto donde se exhiben hortalizas, plantas ornamentales y medicinales se ha convertido en una atracción para la comunidad.
En el equipo de La Lombriz Feliz trabajan mayoritariamente mujeres, quienes han encontrado oportunidades de desarrollo y se esfuerzan en hacer crecer este proyecto ecológico, el cual ya ha sido reconocido en el año 2012 con el Premio Nacional de Ciudadanía Ambiental.
De esta manera, el Centro Ecológico “La Lombriz Feliz” se ha convertido en el pulmón verde de San Juan de Lurigancho. Esto gracias al esfuerzo de sus colaboradores, que ya se encuentran trabajando en difundir este proceso sostenible y abren sus puertas para enseñar sobre la elaboración de compost y la creación de biohuertos.
Fuente: rpp.pe