Vizcarra no ha negado las conversaciones contenidas en los audios propalados hoy en el Parlamento, incluso afirmó que ya conocía de la existencia de dicho material hace más de un mes, pero aduce que han sido editados de forma tendenciosa.
¿Vacancia presidencial? Estamos claramente en un escenario de disputa entre derechas que buscan recuperar el Ejecutivo o afianzarse en el. Y ya se hacen los recuentos o cálculos de quiénes ganarían con una eventual caída de Vizcarra (fujimorato, aprismo y demás yerbas). Es obvio que Edgar Alarcón (congresista que entregó los audios) actúa en función de directrices políticas que favorecen concretamente a unos y allana el camino a otros. No hay transparencia ni honestidad democrática, que no nos engañen los discursos liberales.
Vizcarra trata de defenderse diciendo que no hay nada ilegal en las conversaciones, que no constituye causal de vacancia, que se investigue y que no renunciará. Y se escuchan ecos desde sectores socialdemócratas, liberales o «pragmáticos», diciendo que es menester «defender la institucionalidad contra las mafias y sus operadores políticos». ¿Qué institucionalidad? ¿El caduco engranaje capitalista que perpetua la corrupción como motor básico de un sistema más complejo que sobrepasa a los actores coyunturales?
Ninguna vacancia en boca de esperpentos reaccionarios es elogiable, pero tampoco sirven las tibiezas gobiernistas provizcarristas que llaman a seguir con la falsa dicotomía «corrupción vs democracia» cuando ambos bandos representan los mismos pútridos intereses de la elite política. No olvidemos que por sobre las luchas intestinas Ejecutivo-Legislativo, están las exigencias de la Confiep.
Hay que tener claridad en la lectura del momento político para saber quién es quién y no secundar o defender presiones subalternas. Ningún político desde el poder debe gozar de confianza a secas. Es posible plantearse salidas populares por fuera de marcos institucionalistas. Es posible tumbarse un régimen con movilización y acción directa de masas. No olvidemos que, mientras por arriba se mueven los cálculos neoliberales; por abajo seguimos pagando los estragos de la pandemia (desempleo, precarización extrema, endeudamientos abusivos, despidos masivos y muertes).
Por: Franz Verne. Periodista e investigador social
Foto: AP NOTICIAS