Chancay: Pescadores bloquean carretera en protesta por contaminación del mar

Masiva fue la protesta que se registró el sábado 22 en Chancay, a tal punto que los pescadores tomaron la carretera panamericana norte durante una hora, tuvo que llegar la policía para obligarlos a retirarse de la vía.

Los pescadores artesanales aseguran que la contaminación del mar por el derrame de petróleo, ya está causando efectos en el mar de Chancay, perjudicándolos en sus faenas de pesca.

Refieren que si la empresa REPSOL y el gobierno no les da una solución volverán a tomar la carretera panamericana.

Una contaminación más, ¿qué importa?

El derrame de 6 mil barriles de petróleo de Repsol en Ventanilla (Lima) es mucho más grave de lo que parece o de lo que los medios masivos intentan maquillar.

Si bien la Fiscalía ya abrió una investigación a los representantes legales de la Refinería La Pampilla, por el presunto delito de contaminación ambiental que está afectando unos 18 mil m2 de las playas chalacas (luego de la irresponsabilidad criminal ocurida en el terminal multiboyas N°2 de dicha refinería), hay que ver si el proceso determina una verdadera sanción vinculante contra la transnacional petrolera, empezando por la revisión y/o anulación de contratos entre el Estado peruano y Repsol.

Y al atentado medioambiental (ecocidio) hay que agregarle la afectación laboral que esto acarrea. El presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón, Abelardo Chiroque, advirtió que más de 800 trabajadores de su sector se han quedado sin ingresos económicos debido al derrame de petróleo que ya afectó a las doce playas de la jurisdicción (ocho kilómetros de litoral, ya que la corriente de Ventanilla, el lugar más perjudicado, trae el petróleo hacia a Ancón, afectando las playas San Francisco, Playa Hermosa, Los Enanos, Miranorte, entre otras).

Mientras tanto, la responsabilidad empresarial sigue siendo evadida con excusas miserables o «asumiendo la solución» enviando a personal sin preparación ni equipos adecuados a limpiar las playas, ante las cámaras de una prensa parcializada y complaciente con los verdaderos culpables.

Los comentarios y «razonamientos» de los corifeos de la derecha sobre este grave daño al ecosistema, son tema aparte. «Se ve feo, pero se limpia y ya», dicen balbuceantes mientras desayunan, almuerzan y cenan los dólares del gran capital desarrollista que no entiende de «pérdidas humanas, animales o medioambientales», sino únicamente de déficit, cifras y datos de macroeconomía.

La respuesta que está dando el Gobierno de Castillo al crimen medioambiental de Repsol Perú, bien podría haberlo dado Sagasti, Vizcarra, Kuczynski, Humala, García, Toledo o hasta Fujimori. Da igual.

Es la misma sumisión al poder transnacional que impone su agenda extractivista y desarrollista por encima de los protocolos medioambientales o incluso los marcos legales.

¿Y la sanción ejemplar a esta corporación española? ¿Y la exigencia del plan de contingencia ante estos desastres criminales? ¿Y el respeto a la soberanía nacional y popular? Nada. Solo canastas de víveres a los afectados, llamadas de atención a los responsables, equipo humano mínimo y sin maquinaria o tecnología acorde a la catástrofe, voluntariado juvenil bienintencionado pero ínfimo ante tal magnitud, PCM y Congreso mudos o mirándose al ombligo. Así estamos.

¡Desastre ecológico en Ventanilla, Lima!

Derrame de petróleo el día 15 de enero 2022, producto de una negligencia compartida por las autoridades peruanas y la Refinería La Pampilla a cargo de la empresa Repsol Perú. Hasta la fecha, no sabemos el volumen de petróleo vertido, pero aves y mamíferos empetrolados yacen muertos o moribundos en las playas. La información de prensa sostiene que se realizaron maniobras de descarga/carga de petroleo el día del oleaje anómalo producto de la erupción volcánica en Tonga. Este hecho fue subestimado por el sistema de alerta de tsunamis en el Perú.

Los daños ecológicos son irreversibles. Plankton, muy muy, cangrejos, pulpos, peces, aves y mamíferos. Todos perjudicados. Mientras mas demoren en limpiar (hasta hoy ningun plan de contingencia) mayores los daños porque el petróleo se extiende con las mareas y corrientes.

En redes hemos observado muchas personas con la iniciativa de rescatar a las aves y lobos marinos varados en las playas. Gran gesto e iniciativa, tenemos que hacer lo que podamos, lo que está a nuestro alcance para mitigar nuestros errores como sociedad. Sin embargo, la solución es más compleja de lo que creemos. Necesitamos centros de rehabilitación de animales empetrolados urgentemente. No existe alguno en el país. Expongo el caso de las aves marinas, ya que tuve la ocasión de ser voluntario en SANCCOB saves seabirds en Sudáfrica muchos años atrás. Cuando hay un derrame, se habilita una alarma de emergencia que se activa a pocas horas del derrame. Voluntarios entrenados acuden a las playas para reunir y trasladar a las aves empetroladas al CENTRO DE REHABILITACION en donde hay un staff de biólogos, veterinarios, voluntarios, etc. Los animales son inspeccionandos y lavados múltiples veces con un detergente especial que disuelve el petróleo. Los enjuagues son de agua fría y tibia, se secan las plumas, las aves son alimentadas, abrigadas, inspeccionadas, analizadas y finalmente devueltas después de varias semanas en rehab. No sólo son dañadas las plumas, sino hay ingesta del hidrocarburo. Las plumas son vitales para las aves pues las aislan del medio externo, imprescindibles para el vuelo o buceo y para el cortejo. Lavarlas sin el cuidado necesario puede ser contraproducente.

Lo que ha ocurrido en Ventanilla no es un accidente, es una negligencia. Como sociedad debemos exigir sanciones drásticas para los responsables. No nos interesa que se les multe con 30,000 UIT. Lo que nos interesa es que se les exija a construir, instalar y operar un centro de rehabilitación para fauna marina empetrolada permanente en base a ejemplos en otras partes del mundo como Sudáfrica, Brasil o Estados Unidos.

Los derrames volverán a ocurrir y debemos estar preparados.

Fuente: Unidad de Investigación de Ecosistemas Marinos – Grupo Aves Marinas

Foto: Javier Quiñones IMARPE