Martín, un indigente que sobrevive en la calles de San Juan de Lurigancho, salvo de la muerte a un gatito pues una familia le pidió que le quitará la vida.
A pesar de su situación, el hombre no pudo, pues desistió del encargo y por el contrario prefirió cuidar y velar por la vida del gato hasta que pueda encontrarle una familia.
Este hecho fue captado por Enrique quién decidió ayudar a Martín para que el minino pueda ser adoptado y caiga en buenas manos, pero sobre todo le pueda dar calidad de vida y mucho amor.
Esta historia tuvo un final feliz, ya que el animalito pudo encontrar el cariño en una familia que se conmovió por lo que había pasado.