Todo mal. Anoche trece personas murieron en un operativo policial y las redes sociales se inundan de estupidez inhumana. Son miles quienes celebran la tragedia diciendo que «se lo merecen», «en toque de queda la policía puede matarte, si quiere», «¿para qué salen?», «¡buen trabajo policial!», «ojalá se mueran todos».
Se habla poco o nada del trasfondo: lucro empresarial que organiza fiestas rompiendo todo protocolo básico, pésima gestión policial para intervenir o evitar lo que ellos llaman delito, irresponsabilidad absoluta en los asistentes a la fiesta producto de una cadena de hiperconsumismo deshumanizante e irracional. Esta tragedia en medio de la actual crisis solo atisba más desgracia. A diario contamos muertos a granel.
Y si antes de la pandemia éramos una sociedad del espectáculo funcional al egoísmo y el canibalismo, hoy —con todas las dosis normalizadas de tragedia sanitaria, indiferencia institucional y represión policial— vamos directo a una fascistización social donde una muerte deje de dolernos y pasará a ser un simple show frívolo y mercantilista. Todo mal.
Por: Franz Verne