Historia de una Navidad rebelde

En la década del 70, Dinamarca, golpeada por la crisis energética global, se encontró sumida en el desempleo y la desesperación. Pero en el invierno de 1974, un grupo de jóvenes creativos de Christiania, un barrio de Copenhague, decidió cambiar las reglas del juego. Formaron Solvognen, un grupo de teatro político, y se embarcaron en una misión: revivir el verdadero espíritu de la Navidad, pero con un giro radical.

Estos jóvenes, armados con ideales de paz, amor e igualdad, y una pasión por el teatro, se transformaron en un ejército de «papanoeles», conocido como el «Julemandshæren». Su plan era simple pero audaz: realizar una serie de actuaciones callejeras en la semana previa a la Navidad de 1974, desafiando la norma y provocando al público. Imaginaron y ejecutaron espectáculos callejeros dramáticos, desde Santas en patines hasta Santas con horcas atacando edificios estatales, todo en apoyo a la clase trabajadora danesa.

El clímax de su rebelión teatral llegó cuando unos 40 actores, vestidos de Santa, invadieron la tienda departamental Magasin en el centro de la ciudad. Allí, comenzaron a repartir regalos de los estantes a los compradores, proclamando: «¡Feliz Navidad! Hoy, nadie tiene que pagar». Esta acción, justificada como un regreso de los regalos a los trabajadores que los habían fabricado, dejó a los compradores emocionados y a los niños asombrados. Pero cuando llegó la policía, la escena se transformó: los Santas fueron esposados y arrastrados fuera de la tienda, mientras los niños lloraban y los actores se regocijaban por haber interpretado perfectamente sus papeles.

Este acto de desobediencia civil y teatro humorístico desató un acalorado debate en los periódicos de Copenhague, centrado en la libertad de expresión y la democracia. El teatro político de Solvognen fue un éxito rotundo: logró que la gente hablara de los problemas de la época a través del humor y el espectáculo.

Lo mató la policía

Desde el poder pretenden maquillar burdamente el asesinato del compañero Víctor Santisteban Yacsavilca (disparo a la cabeza). A pesar de las evidencias (videocámaras públicas, testimonios de testigos directos, fotografías, certificado de necropsia, etc.) nos quieren decir que no fue un proyectil policial, sino probablemente una piedra lanzada por algún «revoltoso».

El certificado de necropsia indica que Víctor Santisteban Yacsavilca muere por contusión y laceración encefálica, fractura craneal y traumatismo craneoencefálico severo; y que el agente causante fue un elemento contundente duro.Si nos remitimos al vídeo y los testimonios de los brigadistas que lo auxiliaron, las lesiones y el diagnóstico de la muerte, son compatibles con el disparo de una bomba lacrimógena a corta distancia (objeto contundente duro).

Y esto no es nuevo. Ya en otras publicaciones comentábamos la táctica policial de dispararnos al cuerpo (ejecución horizontal y directa, no hacia al aire y en curva), generando laceraciones y hasta fracturas corporales. Esta vez hubo un saldo mortal (ya se habla de otras muertes más entre ayer y hoy por la misma causa) por impacto directo en la cabeza.

Cierta prensa corporativa, opinólogos de derecha y hasta un nuevo comunicado de EsSalud, tratan de trastocar la realidad y decir que la muerte no fue como lo vimos en el vídeo, sino como ellos dicen que fue.

Contra la pedofilia y sus encubridores

Se ha dado un nuevo caso de secuestro y violación contra una niña en Perú. Otra vez nos indignamos hasta la médula, maldecimos e insultamos al miserable Juan Antonio Enriquez García, quien perpetró este crimen (y a quien con justa razón desearíamos ajusticiar con nuestras propias manos). Nuevamente es noticia central por unos días. Volvemos a consternarnos y a buscar explicaciones del porqué de este caso. Y dentro de poco, esto volverá a ser parte de las crudas estadísticas que certifican que sí vivimos en un país de violadores, en un país pedófilo e inseguro. En breve será solo un caso más y listo.

Pero el problema es mucho mayor. Es urgente el combate frontal a todo viso de pedofilia, venga de donde venga. Es imprescindible la visibilización del factor misógino que posibilita una violación y luego lo normaliza con excusas criminales («ella lo provocó», «no debió caminar sola», «su mamá no la cuidó», «aparentaba de más edad», «no debió vestirse así», «no me di cuenta de lo que hacía», etc.). Es impostergable la denuncia a toda red visible o encubierta de trata de niños y niñas, así como a los malnacidos que venden y consumen material pedófilo, y a las instituciones públicas (comisarías, Poder Judicial, etc.) que muestran indiferencia ante denuncias como estas o incluso revictimizan a la agredidas con «argumentos» absurdos.

Y dejemos de pensar que un violador es un simple monstruo que podría vivir lejos de nosotros y nosotras, que es un ser extraño que aparece con cierta periodicidad, que es un simple enfermo que necesita comprensión… Un violador es un ser pensante y consciente de su vileza. Un violador puede ser un taxista, un vecino, el hermano o el propio padre, un primo o el tío, el cura o el profesor, un colega del trabajo o un compañero militante

¿Castillo con los enemigos en casa?

Tendremos un tercer gabinete ministerial en menos de seis meses de iniciado un gobierno (¿será un récord histórico?). Tenemos pedidos de vacancia, cada cinco minutos, por parte de la derecha golpista. Tenemos un Ejecutivo entrampado y autodestructivo (por decir lo menos). Tenemos un Parlamento acechando vilmente y jugando al máximo desgaste contra un Castillo que se esfuerza en darles argumentos a sus enemigos.

Tenemos una campaña mediática demoledora (nacional e internacional) empeñada ya no por petardear únicamente a Castillo, sino por desprestigiar cualquier viso de izquierda en una administración pública. Hay claramente una intencionalidad ideológica por destruir cualquier noción mínima de crítica al neoliberalismo.

Hoy, la derecha tiene más de un escenario posible para el post-Castillo. Lo están acercando y lo asfixian. Le imponen agendas y círculos políticos cercanos pero ajenos. Sus enemigos ahora vienen de varios frentes (y hacen causa común, pese a sus matices). Y desde sus asesores presidenciales parece no haber respuesta clara y contundente. ¿Por qué? ¿Porque no pueden, porque no saben o porque no quieren?

En memoria del maestro Víctor Luján y de su famosa escultura a J.C. Mariategui

Al maestro Víctor Luján le gustaba invocar la siguiente cita de José Carlos Mariategui: «El artista que no siente las agitaciones, las inquietudes, las ansias de su pueblo y de su época, es un artista de sensibilidad mediocre, de comprensión anémica». Infinidad de bellas obras escultóricas germinaron de las manos del maestro, en su taller de Canto Grande, en su querido San Juan de Lurigancho. Una de las más representativas es la que justamente hizo del Amauta, en conmemoración de los 100 años de su nacimiento, en 1994, a pedido del recordado dos veces alcalde Oscar Venegas, de SJL.

Dicha escultura de 6 metros de alto se inauguró en la entrada del distrito, en el cruce de las avenidas Próceres de la Independencia y Malecón Checa, como dando la bienvenida a todo/a visitante y simbolizando, así, su carácter representativo de la historia de lucha de las generaciones fundadoras del distrito. Pero la construcción de la memoria histórica es, también, un escenario de disputa, sujeto a los cambios. Cuando años después asumió la alcaldía el tristemente célebre fujimorista Chiroque, una de sus acciones fue retirar la escultura de Mariategui del lugar donde estaba.

Tiempo después, incluído el riesgo de que la escultura se perdiera olvidada en algún rincón abandonado, la misma pudo ser reubicada, aunque en un lugar menos céntrico del distrito. Es así como hoy se encuentra en el ingreso del Asentamiento Humano José Carlos Mariategui, a la altura del paradero 7 de la Av. Wiesse, enhiesta, interpeladora y vigente como antes.

Seguramente con mucho pesar pero, a la vez, con mucha esperanza, el maestro Víctor pudo ver lo acontecido en el tiempo con su querida obra. Ayer partió a la eternidad este gran artista comprometido con su pueblo. Merece no ser olvidado.

Extraído del Facebook de Daniel Zevallos

Una contaminación más, ¿qué importa?

El derrame de 6 mil barriles de petróleo de Repsol en Ventanilla (Lima) es mucho más grave de lo que parece o de lo que los medios masivos intentan maquillar.

Si bien la Fiscalía ya abrió una investigación a los representantes legales de la Refinería La Pampilla, por el presunto delito de contaminación ambiental que está afectando unos 18 mil m2 de las playas chalacas (luego de la irresponsabilidad criminal ocurida en el terminal multiboyas N°2 de dicha refinería), hay que ver si el proceso determina una verdadera sanción vinculante contra la transnacional petrolera, empezando por la revisión y/o anulación de contratos entre el Estado peruano y Repsol.

Y al atentado medioambiental (ecocidio) hay que agregarle la afectación laboral que esto acarrea. El presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón, Abelardo Chiroque, advirtió que más de 800 trabajadores de su sector se han quedado sin ingresos económicos debido al derrame de petróleo que ya afectó a las doce playas de la jurisdicción (ocho kilómetros de litoral, ya que la corriente de Ventanilla, el lugar más perjudicado, trae el petróleo hacia a Ancón, afectando las playas San Francisco, Playa Hermosa, Los Enanos, Miranorte, entre otras).

Mientras tanto, la responsabilidad empresarial sigue siendo evadida con excusas miserables o «asumiendo la solución» enviando a personal sin preparación ni equipos adecuados a limpiar las playas, ante las cámaras de una prensa parcializada y complaciente con los verdaderos culpables.

Los comentarios y «razonamientos» de los corifeos de la derecha sobre este grave daño al ecosistema, son tema aparte. «Se ve feo, pero se limpia y ya», dicen balbuceantes mientras desayunan, almuerzan y cenan los dólares del gran capital desarrollista que no entiende de «pérdidas humanas, animales o medioambientales», sino únicamente de déficit, cifras y datos de macroeconomía.

La respuesta que está dando el Gobierno de Castillo al crimen medioambiental de Repsol Perú, bien podría haberlo dado Sagasti, Vizcarra, Kuczynski, Humala, García, Toledo o hasta Fujimori. Da igual.

Es la misma sumisión al poder transnacional que impone su agenda extractivista y desarrollista por encima de los protocolos medioambientales o incluso los marcos legales.

¿Y la sanción ejemplar a esta corporación española? ¿Y la exigencia del plan de contingencia ante estos desastres criminales? ¿Y el respeto a la soberanía nacional y popular? Nada. Solo canastas de víveres a los afectados, llamadas de atención a los responsables, equipo humano mínimo y sin maquinaria o tecnología acorde a la catástrofe, voluntariado juvenil bienintencionado pero ínfimo ante tal magnitud, PCM y Congreso mudos o mirándose al ombligo. Así estamos.

A un año del trágico 14N: ¡Justicia, memoria y organización!

Se cumple un año de la dramática y trágica jornada del 14N que significó la muerte de dos hermanos de lucha (Inti y Bryan) y la consecuente caída del espurio régimen de Manuel Merino (aunque aún está pendiente el juicio y sanción a los responsables de estos crímenes de Estado).

Recordemos que aquella semana de combatividad mostró una positiva proliferación de movilizaciones populares en todo el país (con varios puntos de convocatorias en barrios y regiones), aumentando por miles la gente que se sumaba a las protestas, visibilizando el hartazgo hacia el sistema político en nuestro país, mostrando cierto criterio mínimo de consciencia social, reclamando plazas y calles para el pueblo, con participación masiva de sectores normalmente despolitizados, etc.

Pero hace un año, como ahora, faltaban profundizar los procesos de discusión política en asambleas y organizaciones sociales para definir puntos básicos en busca de una salida popular a la crisis que aún perdura. Faltó ahondar en las demandas de los sectores de base que no secundaban las consignas liberales (o socialdemócratas, en el mejor de los casos). Se debió incidir en el desarrollo de una alternativa genuina que priorice las demandas de la clase trabajadora y los movimientos sociales antes que la defensa a una institucionalidad ficticia y reaccionaria (dicotomía legislativo-ejecutivo). Faltó argumentar con criterio de masas cómo se puede y debe levantar la propuesta de Asamblea Constituyente (popular y plurinacional), y se debió tomar en cuenta el pulso real de la movilización de entonces para forzar la caída de esta Constitución fujimorista.

A un año de ese fugaz proceso, vemos que gran parte del descontento popular no se canalizó de forma viable, pues solo consiguió una temporal válvula de escape con la victoria de Castillo, que con el paso de los meses se torna nebuloso y entrampado. Queda claro que, como siempre, estuvo bueno el activismo y las marchas permanentes, pero que si no apuntan a una construcción orgánica inmediata y un norte histórico claro de acumulación de fuerzas y quiebres transversales, solo serán golondrinas pasajeras que no pudieron hacer el verano.

Decolonizar el pensamiento e internacionalizar la solidaridad

Por un lado está el colonialismo occidental y su imposición sociocultural del pensamiento único, funcional al supremacismo oscurantista que niega el imaginario ancestral, buscando lógicas elitistas y reaccionarias. Y por otro lado está la tergiversación de los saberes autóctonos que —bajo intereses o lecturas sesgadas— deviene en chauvinismos recalcitrantes o nacionalismos obtusos de revanchismo estéril.

Ni lo uno ni lo otro. Nos corresponde la reconstrucción de nuestras identidades originarias conectadas con la diversidad cultural que se prolonga en todo el mundo. Nos corresponde la destrucción frontal de toda idolatría irracional venga de donde venga. Ni colonizaciones sangrientas, ni neoliberalismos salvajes, ni imperalismos genocidas. Tampoco xenofobias delirantes, ni vulgares patrioterismos, ni mesianismos idealistas.

Urge reordenar una batalla cultural para descolonizar pensamientos y apuestas dominantes. Urge reapropiarse de los espacios públicos para erradicar todo rastro de violencia imperial puesto en nombre de calles o plazas. Urge visibilizar a quienes combatieron la imposición y murieron para vivir eternamente. Urge volver a la tierra no para romantizarla inútilmente, sino para fijar posición clara en el fragor de los tiempos modernos. Urge la construcción de un internacionalismo solidario que contemple la potencialidad de cada pueblo, de cada región y de cada cultura.

FC Sheriff: El perfil del matagigantes

Hoy se enfrentaron, en la UEFA Champions League, el archifamoso y multimillonario Real Madrid C.F. contra el humilde y desconocido FC Sheriff, un club con sede en Tiraspol, Transnistria (Estado con reconocimiento limitado) pero que participa en el fútbol moldavo. Y contra todo pronóstico y «lógica», el gigante español fue derrotado por 1-2 en su propio estadio por el equipo donde juega y es capitán el peruano Gustavo Dulanto.

Y dentro de las gratas curiosidades de este encuentro hay que apuntar que el club FC Sheriff fue fundado por exagentes de seguridad de la URSS, y que hoy son propietarios del principal conglomerado de empresas de Transnistria (país cuya bandera y escudo llevan la hoz y el martillo, y en cuyas plazas aún se ven estatuas de Marx y Lenin). Sin duda, los ultras (fascistas, franquistas, neonazis y racistas) del ultraconservador Real Madrid sentirán doblemente esta amarga derrota en casa.

¿La prensa peruana dirá algo del club y región donde juega Dulanto? ¿Habrá «terruqueo»?

El terrorismo en el Perú

La narrativa normalizada respecto al terrorismo en Perú es que se trata de un elemento de exclusiva responsabilidad del «comunismo». Desde las elites dominantes y el poder mediático se ha impuesto la pretendida sinonimia entre justicia social y terrorismo.

Se ocultan o se niegan las prácticas sistemáticas de terrorismo de Estado y de la patronal contra obreros y campesinos en masacres de Vitarte, Chicama, Huacho, Trujillo, Cerro de Pasco, etc (entre 1900-1940). No se habla de las políticas de tierra arrasada contra comunidades originarias en gobiernos democráticos de Belaúnde, García, Fujimori, etc. No se habla de los crímenes de Estado en la diversas dictaduras militares (o regímenes civiles corruptos) que ha padecido nuestra república.

Y se quiere borrar de la historia la responsabilidad directa de las fuerzas armadas y la policía en todos estos procesos represivos con impacto genocida. Basta revisar sus manuales de inteligencia y contrainsurgencia para ver la evolución macartista y reaccionaria (bajo asesoría directa de organismos tipo CIA) a través de la implementación de prácticas de guerra asimétrica o de baja intensidad para fortalecer la criminalización de la protesta social y evitar cualquier nuevo proyecto armado o de masas.

Así que trasladar el debate del inicio o los verdaderos gestores del terror antipopular hacia los cuerpos represivos del Estado, no es un despropósito ni un motivo de hipócrita indignación, sino la necesidad de construir un debate crítico nacional que logre entender el meollo de las heridas y la fractura social en nuestro país, y así buscar soluciones objetivas.

Pd. ¿El Ejecutivo ha dicho o mostrado algún respaldo a Héctor Béjar Rivera por la agresión y cargamontón que ha sufrido a manos de la ultraderecha?