La reciente renuncia de Pilar Mazzeti al Ministerio de Salud (ante una inminente censura por parte del Congreso) solo agrava más la crisis que se vive no solo en materia sanitaria y socioeconómica en general, sino en cuanto al manejo y distribución técnica de las vacunas que van llegando al Perú.
Esta nueva tensión Ejecutivo-Legislativo no es por luchas anticorrupción o transparencias democráticas como pretenden hacernos creer ciertas bancadas oportunistas, sino por cálculos y presiones políticas.
Que Vizcarra usó sus privilegios políticos favoreciendo intereses particulares de espaldas a un proceso crítico y complejo sobre la salud pública, no está en duda. Que este aprovechamiento cínico podría traerle consecuencias judiciales y hasta penales, es altamente probable. Pero que este tema (sujeto a investigación y sanción correspondiente) no sea el nuevo caballito de batalla de las hordas parlamentarias con vocación golpista y sus miserables cajas de resonancia mediáticas.
En resumen: los intereses políticos de la partidocracia elitista (gobierno y oposición) siempre están por encima del dolor y la necesidad popular.
Foto: The San Diego Union Tribune