Un antiguo criadero de caballos de carrera en San Juan de Lurigancho

De forma muy sencilla, se puede decir que la memoria nos permite mantener en vida aspectos importantes de los que somos como pueblo, no se puede concebir la forma bruta que tenemos para desprendernos de lugares y espacios que forman parte de nuestra historia, ver la irremediable pérdida del paisaje urbano de nuestro evocado pueblito de Lurigancho es un ejemplo claro de cómo se deja pasar la responsabilidad de mantener intangible ese aspecto físico de nuestra herencia.

Perdemos la oportunidad de lanzar nuestro centro histórico como punto turístico, como foco de la cultura luriganchina y resistencia de nuestra identidad. Duele ver como el cemento y obras modernas trastocan su esencia, acá sencillamente a ninguna de nuestras brillantes autoridades se les ocurre asumir esa responsabilidad. El impacto que bien para el lugar sin duda es fulminante, poco queda de los componentes que le daban valor.

Maquinaria se encarga de cubrir con cemento lo que fue el Haras Lurigancho

Haras Lurigancho, es uno de los proyectos más alucinantes en los que me he involucrado, su concepción es muy compleja y con muchos detalles como para contarlo de manera breve, pero en resumen podría decir que surge por la necesidad colectiva de rescatar una historia fascinante de un espacio, de referenciar logros y recuerdos personales de una comunidad oriunda del distrito. Una historia que se perdería con la partida de sus verdaderos protagonistas.

La primera referencia al Haras se encuentran en el libro de Roberto Revoredo (2006): “El Pueblito, un débil corazón que late en San Juan de Lurigancho”  y como se sabe con ese nombre de denomina a una empresa dedicada a la crianza y entrenamiento de caballo de carrera. Los propietarios fueron Dn. Francisco Palacios, hacendado de Azcarrunz y Justiniano Llosa, su socio y amigo.

Don Juan Taranco Alegre, segundo capataz de Haras, 1965. Foto: Instituto Cultural Ruricancho

La empresa se mantuvo vigente hasta inicios de los ochenta y durante su historia de casi cincuenta años dejo varias glorias para la hípica nacional. Situado a un costado del pueblito de Lurigancho, a la fecha no queda nada de las instalaciones que hasta hace algunos años se encontraban ya casi en ruinas. Cajas y reliquias amontonadas en los boxes, donde antes descansaban los caballos quizás son la parte más fascinante de esta historia.

Recopilación de información por las investigadores del Instituto Cultural Ruricancho

A inicios del año 2014, nuestras entrañables vecinas de El Pueblito nos plantean la idea de realizar una exposición sobre la historia del haras, evento que proyectamos realizar e la galería Florentino Jiménez del Centro Cultural del Parque Zonal Huiracocha. Contando con una bonita historia, el registro fotográfico de la familia Taranco Paredes y algunos objetos históricos, iniciamos la propuesta. Ese mismo año llegarían caballos para el servicio de paseo del referido parque, rápidamente fue un éxito recreativo y era necesario habilitar un espacio para el descanso de los animales.

Así se propuso diseñar las caballerizas tomando como ejemplo las antiguas estructuras, en realidad nos propusimos reproducirla, la idea de realizar una exposición se convirtió en un proyecto bastante osado al entender que teníamos a la mano valiosos objetos. Al rato nos ofrecieron regalar las puertas originales, muebles, aparejos y más fotografías.

La estructura a construir seria de adobe respetando la técnica original y conseguimos que la familia del Sr. Palacios, nos donaran una buena cantidad de adobes procedentes de las derruidas estructuras, además del permiso de tomar todo lo que fuera útil para el propósito del proyecto, entendiendo que el lugar tenía los días contados nos propusimos dos cosas:

  1. Recuperar objetos y material existente de carácter histórico. 
  2. Elaborar un expediente para que el Ministerio de Cultura declare todo el ámbito de El Pueblito como espacios histórico.

El primer proceso fue sencillo y apasionante, el segundo se resume con una extensa respuesta donde el ministerio niega la posibilidad de tal reconocimiento, por no encontrarle el carácter monumental histórico al lugar. Es absurdo creer que el sentimiento de valor e importancia de un espacio deba medirse por sus cualidades tangibles.

Al haras volvimos en varias oportunidades, la Sra. Salome, nos ayudó mucho en ese propósito y cada vez era inolvidable recuperar reliquias de rincones donde el tiempo escondía valiosos objetos y documentos. Personalmente me sentía formar parte de un capítulo de la serie buscadores de tesoros.

Recuerdo que uno de los cuartos para caballos lucía un hermoso techo de caña brava perfectamente ordenada. Situado en una esquina una pila de cajas cubiertas por excremento de palomas, al retirarlas y abrirlas nos topamos con libros, documentos fotos, ropa de la época. Hacia otro lado objetos diversos como aparejos para caballos, herramientas y libros contables que son una joya para cualquier investigador.

Todo ello, es suficiente para realizar diversos estudios, tan solo su inventario demoraría varias semanas, lo que existe en el centro de interpretación, que fue inaugurado un 29 de noviembre de 2014, es solo una parte de lo que veníamos restaurando y que será estudiado como parte del proyecto Haciendas que hemos lanzado hace un año.

Valiosa documentación recuperada Foto: Instituto Cultural Ruricancho

Ahora no entendemos como la desidia de una gestión municipal metropolitana, deja en total abandono un espacio que forma parte de las demanda de visitas educativas y culturales en nuestro distrito, un espacio de los pocos que tenemos donde se rinde homenaje a nuestros trabajadores del campo y a la hípica nacional. Sencillamente, lo último que deberíamos contar del proyecto Haras Lurigancho es que permitimos que la ignorancia de funcionarios terminara por cerrar dramáticamente el capítulo de una hermosa historia.

Replica del Haras Lurigancho concluida en el año 2014. Foto: Instituto Cultural Ruricancho

Deseo concluir reconociendo a todo el equipo del Instituto Cultural Ruricancho que estuvo empeñado en el proyecto, a  Javier Rojas Neri, especialista en conservación y responsable de la construcción en adobe, a los directivos de SERPAR (anterior gestión) por darnos la confianza de realizar el proyecto.

El antes y el después del tratamiento de algunos objetos recuperados del Haras Lurigancho. Foto: Insituto Cultural Ruricancho

Fotos: Instituto Cultural Ruricancho – Escrito: Por Julio Abanto Llaque, Titulo: Construyendo Memoria Histórica: El adios del Haras Lurigancho, 2018

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