La propaganda gráfica donde se ve a los candidatos presidenciales Rafael López Aliaga, Hernando De Soto y a un joven mirándole el trasero al primero ante la «sorpresa» del segundo, es mucho más que un meme ridículo y vomitivo. Se trata de una estrategia de comunicación coloquial que desde lo «gracioso» pretende conectar con lo popular en Perú.
Este meme publicado por «Jóvenes Celestes» (parte de los mal llamados «provida», en realidad son ultraconservadores, antifeministas y reaccionarios) podría inscribirse dentro del fenómeno comunicativo de la alt-right gringa que inició como un montón de ultraderechistas incels y racistas acomplejados jugando con memes y burlas políticas en foros y chats hasta crecer como base social votante de Trump, con nexos expansionistas a nivel global. Hoy estas hordas están compuestas por fascistas, neonazis, evangélicos y católicos fundamentalistas, supremacistas, ultranacionalistas, hispanistas, ultraliberales (mal llamados «libertarios»), odiadores, misóginos, etc., todos conviviendo entre lo hediendo y ponzoñoso de sus «ideas».
En política nada es casual o inofensivo. Todo tiene un trasfondo de poder y hegemonía. La propaganda publicitaria en redes sociales es vital y táctico. Hoy se juega con otros valores y códigos informativos que pretenden hacer más «digeribles y populacheros» a candidatos reaccioarios como López Aliaga (o De Soto) quienes claramente pertenecen a una élite oligárquica ajena al quehacer popular.
No subestimemos el bum de los memes y su impacto inmediato en una sociedad despolitizada e indiferente como la nuestra. Lo que hoy nos parece «idiota, inofensivo y risible», mañana puede convertirse en políticas de Estado empeorando lo mal que ya estamos. El actual Parlamento que tenemos es un botón de muestra de esta espantosa posibilidad.