¿La escuela está pensada en preparar a las personas para ayer y no para mañana?

En la era de la industrialización años 70 y 80, la educación educativa escolar  encasillaba a los niños a aprender ciertos conocimientos para el desarrollo de las industrias. Sin embargo, las industrias se han modernizado mientras que el sistema educativo escolar se ha estancado.

Actualmente nuestros niños aprenden, similares momentos a los que vivieron sus padres o abuelos; no ha habido actualización. Así mismo, el test de calificación de inteligencia no ha sido modificado hasta la actualidad, ya que no se evalúan otros aspectos de la inteligencia como la creatividad y arte.

A lo largo del tiempo, talvez se han discriminado otros niños porque no siguieron el estándar educativo; el cual es estudiar colegio y luego ir a la universidad. Este último no asegura el trabajo y podría generar infelicidad cuando los niños son adultos.

Según el informe de Ken Robinson o de ONU, la competencia profesional que escaló entre el 2010 al 2017, fue la CREATIVIDAD que se ubica en tercera posición y estar listo para la era en la que estamos viviendo  “La innovación”.

El objetivo principal de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron.

“La educación no es llenar un balde sino encender un fuego”

Hacer comprender a los alumnos que la única finalidad de estudiar es la formación de ellos mismos, como personas libres. La escuela debe recuperar su valor esencial: formar a seres humanos con cultura, a personas con capacidad para abrazar la solidaridad humana, de razonar con espíritu crítico.

¿La educación emprendedora se debe enseñar desde la educación básica?

El problema es que muchos de nosotros, que venimos de la educación tradicional, no sabemos cómo ayudar a desatar el potencial a nuestros hijos. Porque no se trata obligar a que nuestros hijos emprendan. Se trata de que les ayudemos a desarrollar todas sus capacidades,y en definitiva, darle herramientas para que construyan su futuro.

Sin embargo, nos hemos acostumbrado a delegar este papel, y a quejarnos de que no se les enseña emprendimiento en la escuela o en la universidad. Cuando la auténtica base de una educación emprendedora la tienen en su propia casa. Como dice Hugh McLeod:

“Todo el mundo nace creativo. A todos nos dan una caja de lápices de colores en la guardería”.

¿Por qué una educación emprendedora desde la Educación Básica?

Según indicadores del INEI(2019), 2 de cada 10 estudiantes de IIEE públicas comprenden lo que leen y son competentes en matemáticas. En el ámbito rural solo 1 logra los niveles esperados. Además, solo el 32% de los estudiantes que egresan de la secundaria acceden a la educación superior. En el ámbito privado la estadística es muy similar.

Joseph Schumpeter  desde la década de los años cuarenta del siglo pasado afirma que la innovación tecnológica y el emprendedorismo son los motores del crecimiento económico. La experiencia histórica le ha dado la razón: los países más desarrollados son los más innovadores y los más emprendedores. Estas tesis han sido comprobadas por el trabajo de los profesores Daron Acemoglu del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y James Robinson de Harvard, plasmado en el libro “Por qué fracasan los países”.

Entonces nos preguntamos: ¿Qué harán nuestros hijos si continuamos preparándolos para la vida siguiendo los modelos antiguos de educación? Dominar la lectura, la escritura, las matemáticas, la historia, la tecnología y las habilidades sociales son importantes. Pero hay otra habilidad que tiene una tremenda influencia positiva en la vida de su hijo, una habilidad que rara vez se enseña en la escuela o en el hogar: Es el espíritu empresarial. El espíritu empresarial equipa a su hijo con las habilidades para hacer cosas increíbles, y nutre esas habilidades para ayudarlo a convertirse en un adulto feliz y exitoso