Los estudios realizado por el Instituto Cultural Ruricancho han permitido que se genere durante los últimos años sustentar la creación de dos polígonos de protección; el primero, relacionado al sitio arqueológico fortificado de “Cerro Lurigancho”; y el segundo, al conjunto “Las Lomas”.
En sus exploraciones realizadas recoge información sobre las ocupaciones muy antiguas que se remontan hasta los tres milenios. Señalan, asimismo, extensas aldeas que ocupaban las laderas y zonas bajas de las quebradas relacionadas a El Sauce y Mangomarca. Con la intención de obtener el recurso hídrico (agua) inventaron un sistema único y poco estudiado que les permitía cosechar agua de la densa neblina mediante gigantescos amontonamientos de rocas que abastecían bebederos.
Asimismo señalan que Los cerros y sus enigmáticas formas se convirtieron en espacio de culto y, en estos, plasmaron figuras rupestres. Para períodos tardíos, los incas establecen zonas de la cual extraen mineral, que luego utilizan para orfebrería y elaboración de herramientas.
Durante la época colonial, se convirtió en cantera para ruedas de molinos y hasta hace 50 años atrás fueron usado por pastores que procedían de la sierra de Lima.Las lomas de Mangomarca deberían configurar un único espacio de conservación histórica por la rica información que posee.
Fuente y fotos: Instituto Cultural Ruricancho