La verdadera protesta social

Para hoy se está gestando una verdadera movilización popular que pondrá a prueba, nuevamente, al Gobierno. Se ha articulado una respuesta desde los principales gremios sindicales, agrarios y populares a nivel nacional. Desde muy temprano se están viendo protestas y marchas en Iquitos, Arequipa, Cusco, etc. Esta vez es la propia clase trabajadora que sale a manifestarse, lejos del aparatismo hipócrita e interesado de la derecha (como vimos el martes último).

Hoy se deberán levantar las justas demandas sociales: rechazo al golpismo de la derecha, cambio de constitución y asamblea popular constituyente, fin a los monopolios y especulaciones en los precios de los alimentos (Grupo Gloria, Grupo Alicorp, etc.), ratificación en la rebaja del combustible, atención a los compromisos y pliegos de reclamos laborales, atención a la problemática de la agroindustria, solución a los conflictos socioambientales derivados de la minería, sanción y expulsión de transnacionales criminales como Repsol, etc.

El movimiento popular en general y la clase obrera en particular, hoy deben volver a disputar la calle a la derecha que buscó hegemonizar el descontento colectivo. Deberá plantearse una dinámica de lucha en cuanto a tensión y exigencia para que el Gobierno asuma las demandas sociales antes de perecer a manos del golpismo rampante.

Es menester gestar un espiral de lucha desde abajo y a la izquierda para resistir la embestida reaccionaria (gran empresariado, derecha parlamentaria, fascismo provocador, infiltración lumpenesca, etc.) y para rebasar incluso cualquier limitante institucional. No se trata de defender o sostener a un Ejecutivo que se dispara a los pies y juega en pared con la oposición, sino de exigir una salida realmente popular a la crisis socioeconómica que seguimos padeciendo.

¿Qué hay detrás de las recientes protestas sociales?

Ya lo decíamos; dentro del grueso de la protesta social que hoy se vive en Perú, existe un trasfondo justo y concreto que parte de un malestar generalizado por la crisis socioeconómica que seguimos padeciendo; pero también hay un manejo interesado desde la derecha recalcitrante de siempre que busca no la solución al clamor popular sino usar a la masa como carne de cañón para seguir imponiendo su propia agenda reaccionaria.

Quienes conocemos de cerca o desde adentro la dinámica de una movilización social, entendemos un poco las posibilidades y limitaciones del pueblo en marcha. Una protesta erigida en Paro Nacional o Huelga General crea su propio espiral de acción, coordinación, defensa y solidaridad. Los conatos o desbordes de violencia se intentan canalizar hacia la conquista de la demanda por el bien común; nada tienen que ver con saqueos coordinados afectando a mercados populares o a negocios de barrio.

Y no es que nos asuste la violencia social y pidamos «¡policía y mano dura contra los vándalos!», sino que podemos y debemos diferenciar un pueblo corajudo respecto de simples esbirros e infiltrados a sueldo. El desborde popular existe como hecho objetivo pero también están las manipulaciones y «aparateos» como elementos subjetivos.

Allí está la fujimorista Marta Moyano azuzando temerariamente a los camioneros a bloquear las carreteras y generar caos, allí están las cucarachas de «La Resistencia» rompiendo y robando dentro de la manifestación, allí están los dirigentes apristas metiendo su verborrea anticomunista en las marchas en provincia, allí está la prensa neoliberal que curiosamente esta vez no llama «terroristas delincuentes» a los movilizados pues prefiere poner titulares como «el Perú protesta». Allí están las bancadas de ultraderecha que arman psicosociales con el alza en los precios del combustible y los alimentos.

Abordemos cada periodo de convulsión social con criterio político y militante, fuera de idealismos y/o romantizaciones.

La tragedia que se nos viene

Ya se venía anunciando, solo era cuestión de tiempo. Los Gremios de Transportistas tuvieron que esperar el momento preciso: sea para crear las condiciones o para que las condiciones se manifiesten. Como fuese, la fuerza con la que el paro de transportes pesados está envolviendo el territorio nacional y la forma en la que el Gobierno está gestionando el conflicto están provocando un escenario demasiado oscuro y confuso.

Hasta el momento, se nos viene informando que el paro de transportes empezó como respuesta por el alza en el precio del combustible y que ahora a derivado a ser medida de presión para negociar un conjunto de reclamos, en el que se incluye la ampliación de la cobertura que tiene el Fondo de Estabilización del Precio del Combustible (FEPC).

Lo que no nos están informando es que el Gobierno ya ha gestionado una ampliación de la cobertura del FEPC, pero que esta ampliación se encuentra tan limitada que solo podría estabilizar el precio de primera venta más no el precio de venta final, el cual termina siendo pagado por el usuario.

En otras palabras, si bien el Gobierno está aplicando medidas de compensación que pueden servir como mecanismo regulatorio frente a la subida de precio del combustible, y, con ello, generar cierto amortiguamiento en el precio, y evitar que la fluctuación impacte directamente en las economías familiares, lo que realmente está pasando es que esa cobertura de precios no va a evitar que los Grupos Empresariales sigan especulando con los precios de combustible; a expensas de los productores agrícolas y unidades familiares.

Además de ello, tenemos la situación del mercado agrícola. En el último informe del INEI, se reporta que la canasta básica familiar del 2022 ha aumentado su costo en un 30%. Más aún, los alimentos básicos diarios no solo han aumentado su precio, sino que este aumento se está dando en un contexto donde los ingresos familiares mensuales son bajos y/o con mucha inestabilidad.

Entonces, si sumamos el impacto que genera la subida de precio en los combustibles, más el impacto que ocasionan los bajos ingresos que las familias están recibiendo mensualmente, más el aumento del precio en los alimentos básicos diarios, podríamos estar a puertas de un estancamiento en la producción de los alimentos de primera necesidad más una inflación en los precios al consumidor.

En esa línea es necesario tener en cuenta lo siguiente: hay que recordar cómo, en un golpe desesperado por gestionar la economía nacional, se aprobó hacer uso de los ahorros y de las AFPs para que las familias peruanas podamos sobrevivir, en medio del desconcierto. Hoy, con familias enteras sin jubilación, sin ahorros, sin AFPs, en un contexto donde los alimentos están subiendo de precio, donde los ingresos familiares son cada vez menores y donde el 90% de la canasta básica de alimentos son productos importados, ¿puedes adivinar quienes seremos los que pagaremos la altísima deuda ocasionada?

En definitiva, estamos en una coyuntura extremadamente frágil que no se va a poder resolver solamente con las mesas de diálogo que la PCM busca instalar. Acá nos encontramos en un contexto abierto a recibir la agresividad de factores externos que, tal como vimos líneas arriba, no logran ser adecuadamente gestionados. Probablemente por la ausencia total de una política económica bien llevada, probablemente por la ausencia total de un Gobierno que sea capaz de gobernar a favor del país.

Un Colegio para los que no existen

¡cuando veo la cara de este pueblo

hasta la vida me queda grande!

Manuel Scorza

Luego de dos años de aislamiento, y recibiendo clases a nivel virtual, más de 4 millones de estudiantes de colegios públicos retornaron a sus colegios. Se generó mucha expectativa. Es más, desde que el Ministro Serna anunció el inicio de clases presenciales, la prensa ha venido publicando los testimonios del propio alumnado, quienes expresaban la alegría que sentían por volver a jugar con sus amistades, por volver a ver a sus profes, por volver al patio del cole, en fin.

Sí, volver al lugar donde se juega, donde están las primeras amistades, donde se aprende de la vida, de la comunidad, del barrio, de uno mismo, genera muchas alegrías. Lamentablemente, a pesar de que el Presidente de la República se posicionó como un profesor del pueblo, a pesar de que la bancada de Perú Libre se ha posicionado como los maestros del Perú profundo, a pesar de los esfuerzos que el Gobierno desplegó para aparentar interés en la población escolar, me resulta evidente que tanto el Gobierno como la argolla política nacional no son capaces de corresponder ni la alegría ni la expectativa con la que las familias asumen este nuevo escenario.

Para empezar, de manera muy improvisada, en menos de dos meses, se anunció el regreso a clases, sin tener en cuenta el estado de los locales educativos, sin tener en cuenta la capacidad ni la disposición del propio magisterio, sin considerar la capacidad de gasto que las familias peruanas deberán enfrentar, en una coyuntura que aún sigue siendo afectada por la pandemia del COVID 19.

Sobre ello, si se tiene en cuenta los datos de la APEIM (Asociación Peruana de Empresas de Inteligencia de Mercados), del total de ingresos mensuales que recibe cada familia a nivel nacional, el 80% de estos ingresos son destinados a gastos básicos por acceso a bienes y servicios. Esto significa que, si hay alguna posibilidad de ahorro, esto solo se podría dar con un 20% de los ingresos mensuales. Claro esta, como el Perú es un país con graves problemas de desigualdad, los ingresos, los gastos y los ahorros también serán desiguales.            

Más aún, teniendo en cuenta que casi la totalidad de los ingresos mensuales que reciben las familias peruanas son destinados para cubrir los gastos básicos, es necesario considerar que la distribución de dichos gastos es bastante dispareja. Tan dispareja que, según la APEIM el 45% de los gastos mensuales familiares corresponden a cubrir los alimentos básicos diarios (no restaurantes). Ello necesariamente implica que el resto de gastos deberán reducirse; por ejemplo, los gastos en educación.

Sobre ello, según una encuesta realizada por DATUM en febrero del 2022, solamente un 11% de familias a nivel nacional tendría la capacidad de cubrir todos los gastos escolares sin dificultad, mientras que casi el 40% de familias a nivel nacional tendría «muchas dificultades económicas» para cubrir los gastos escolares. Más aún, del total de familias que envían a sus hijos/as a colegios públicos, solo el 10% podría cubrir la totalidad de los gastos; mientras que, a nivel de colegios privados, solo el 15%            

Es un escenario demasiado complejo, las economías de las familias peruanas casi que bordean un estado de sobrevivencia y bien sabemos que, en condiciones de ese nivel, la calidad de vida es un privilegio o, por lo menos, una utopía. Sin embargo, considero que hay un problema mayor que no se está considerando: la situación afectiva de la población escolar. Todos los medios de comunicación, el Gobierno, la Opinión Pública, hasta la Oposición, están pendientes del regreso a clase sin considerar en absoluto a aquellas personas que son la misma esencia del sistema escolar.

A inicios del 2020, se les dijo a nuestras infancias y adolescencias que deberán cumplir con el aislamiento obligatorio como medida de prevención contra la pandemia para luego, dos años después, sin ningún tipo de criterio, como si fueran objetos a los que hay que trasladar, se les informa, no a ellos, si no a sus núcleos familiares, que deberán regresar a clases.

Deben abrirse los colegios, por supuesto que sí. Ese no es el punto de discusión. Pero sí observo el grave problema de tener un tipo de Estado que sigue sin abandonar esta forma tan paternalista, enajenada y tan vacía de humanidad con la que gestiona el presente y futuro del propio país.

No es posible que solo algunos colegios privados, colegios que, además, encabezan la lista de los más caros del país, tengan espacios de acompañamiento, con el único objetivo de realizar una transición adecuada, en bienestar de la salud mental, física y afectiva del alumnado, cuando, en realidad, debería ser el derecho de todo escolar. No es posible que, hasta la fecha, un gran conjunto de estudiantes escolares no pueda recibir clases completas, durante los cinco días que les corresponde. No es posible que, hasta la fecha, luego de dos años de virtualidad, el Estado aún considere que «clases virtuales» equivale a una transmisión en vivo, desde el celular del docente. No es posible que aún tengamos políticos que se llenan la boca hablando a favor del pueblo cuando tenemos a nuestros escolares, a este pueblo que, por minoría de edad, ni siquiera son tomados en cuenta.

Si a alguien le debemos, es a ellos, a ellas, a los más ninguneados, a quienes, en unos años, se les obligará a insertarse en un sistema que no les pensó, a quienes, en unos años, se les obligará a votar por una representación nacional, que, probablemente, no les representará. A quienes, en unos años, se les reprochará el porqué de sus decisiones, siendo estas, el resultado de todo lo dicho en estas breves líneas. Este escenario puede cambiar y ello solamente dependerá del compromiso que tomemos colectivamente a favor de nuestras propias familias y de nuestro propio país.

Foto: Drel

La vuelta a la tortilla. Una previa al segundo intento de vacancia presidencial

Desde que Pedro Castillo resultó ganador de la jornada electoral del 2021, la vida política peruana podría caracterizarse de mil formas, menos como una experiencia calmada y estable. Por el contrario. Como ya se sabe, la vieja confiable de los medios de comunicación en su clásica campaña mediática; campaña que viene de la mano con la oposición política y económica y, ahora, con Castillo, con una oposición de clase.

Más aún, seguro recordaremos las dos movilizaciones organizadas a fines del 2021 para impulsar el primer intento de vacancia, de la cual se destacó la segunda, donde se vio a nuestra ya conocida Patricia Chirinos, interpretando el papel de una ciudadana tan indignada que no le tembló la boca para disparar públicamente con los mejores insultos de su repertorio contra el Presidente de la República.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, este primer intento de vacancia no prosperó. El bloque oficialista, junto a sus aliados en el Congreso, lograron bloquear la moción de vacancia con 76 votos en contra y evitaron que este pedido se pueda debatir en el Pleno.

El tiempo pasó, los gabinetes ministeriales fueron duramente cuestionados y la Fiscalía abrió investigación contra Pedro Castillo por aparentes delitos contra la administración pública y colusión, en agravio del Estado.

Este nuevo escenario abrió la posibilidad para que la oposición pueda arremeter por segunda vez con un nuevo pedido de vacancia. Así, el 14 de marzo, ahora con 76 votos a favor, el Pleno aprobó debatir la moción de vacancia presidencial.

Lo interesante de este nuevo escenario es la forma en la que se reorganizaron los votos con respecto a la votación anterior.  Tal como figura en la tabla adjunta, es bastante claro cuáles son las bancadas que ven en este nuevo escenario una oportunidad que no tuvieron el año pasado. A partir de ello, es válido preguntarse ¿qué intercambios de favores hay sobre la mesa para aquellas bancadas que, en un comienzo votaron en contra y que hoy se voltean (casi) en su totalidad?

Es preocupante la actitud que toma la representación nacional con respecto a este tema. Si bien la vacancia es una figura constitucional, el tema de «permanente incapacidad moral» es tan gaseoso e interpretativo que más bien deja la sensación de ser una herramienta que legitima la arbitrariedad. Por ello, en vez de que el Legislativo funcione como un contra peso al poder político del Ejecutivo, se pervierte como Institución y se posiciona como un grupo de negociadores privados: el pueblo los eligió, pero trabajan para otros.

El 28 de marzo es la votación final, se decidirá si la vacancia presidencial procederá o no. Son dos los escenarios que podrían darse. Sin embargo, en caso se apruebe la vacancia y Castillo deba retirarse de la Presidencia, ¿la oposición tendrá la satisfacción necesaria para que pueda, de una vez por todas, empujar el gobierno, a favor del país? Sospecho que no.

El TC le abre la puerta a Fujimori y a la injusticia

El Tribunal Constitucional declaró fundado el habeas corpus presentado contra la sentencia que anuló el indulto a Alberto Fujimori. Es decir, le restituyen el insulto y queda libre.

La votación fue 3-3. Ernesto Blume, José Luis Sardón y Augusto Ferrero votaron a favor; mientras que Eloy Espinoza-Saldaña, Marianella Ledesma y Manuel Miranda lo hicieron en contra. Cabe señalar que Ferrero fue quien utilizó su voto dirimente a favor de liberar al exdictador Fujimori.

En conclusión, el TC beneficia tremendamente a un exdictador, ignorando el derecho internacional que prohíbe cualquier beneficio para condenados por crímenes de lesa humanidad. Además, esta institución pisotea la memoria de todos los perseguidos, torturados, desaparecidos y asesinasos durante el fujimorato, y lo hacen en plena crisis sociopolítica con los ánimos crispados y la tremenda inestabilidad que se vive actualmente a nivel nacional.

¿Y qué dice el gobierno? Recordemos que el actual Presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, declaró en noviembre del año pasado (cuando era ministro de Justicia) que: «Es posible pensar en un indulto humanitario para el reo Alberto Fujimori, siempre y cuando, su estado de salud empeore. (…) La situación de estado de salud del expresidente Alberto Fujimori, que ha cometido delitos gravísimos (…) ha empeorado, me parece, considerablemente». Es decir…

¿Y si Castillo no es lo que creemos que es?

¿Y si todo lo que está haciendo Castillo fuera parte de un buen plan del comunismo internacional? ¿Y si lo que busca (al nombrar como Premier a Valer y luego abrazarse con Bolsonaro) es agudizar las contradicciones y provocar un estallido social? ¿Y si está desarrollando la tesis leninista de un paso adelante, dos pasos atrás? ¿Y si planeaba dentro de poco aplicar el gran salto hacia adelante como en la China de Mao?

¿Y si en realidad es un alto cuadro teórico comunista, experto en el combate político y la guerra de guerrillas, pero que disfraza su táctica para no levantar sospechas? ¿Y si es un agudo gramsciano que busca revertir la hegemonía cultural de la superestructura que hoy nos domina? ¿Y si es un valiente espartaquista luxemburguiano que detesta a la socialdemocracia reformista?

¿Y si solamente nos hace creer que es un inepto monigote para que el enemigo no se dé cuenta de que en las montañas ya está formando su glorioso ejército rojo que combatirá del campo a la ciudad? ¿Y si Castillo es un avispado revolucionario que entiende que la lucha de clases atraviesa periodos de convulsión hasta lograr el equilibrio estratégico? ¿Y si está desarrollando su tesis de infiltración a las altas esferas de la gran burguesía y la oligarquía para destruirlas desde adentro? ¿Y si le abre las puertas al fascismo solamente para engañarlo y aniquilarlo con sus propias manos? ¿Y qué tal si todo esto es parte de un proyecto diseñado por la inteligencia cubana con asesores de la ex KGB?

¿Y si Castillo es un erudito hegeliano que nos está diciendo que el Estado representa el estadío último de desarrollo del Espíritu objetivo? ¿Y si busca avanzar hacia tesis bakuninistas demostrando que en realidad el Estado es una maquinaria al servicio de la clase dominante, por lo tanto urge abolirla? ¿Y si nos está diciendo que gobierne quien gobierne, la clase trabajadora siempre perderá y que es mejor abandonar las ilusiones democrático burguesas y el cretinismo parlamentario para abrazar la acción directa de masas y la lucha armada? ¿Y si, salvo Castillo, todo es ilusión?

No seamos mal pensados y dejemos trabajar al «compañero presidente», por favor.

Un saltimbanqui a la cabeza de la PCM

Pedro Castillo acaba de nombrar Primer Ministro a Héctor Valer Pinto… ¿Y quién es este compadre?

Estuvo afiliado nada menos que al Partido Aprista Peruano donde fue Sub-Secretario de Organización y luego Secretario Nacional de Organizaciones Agrarias y Campesinas, hasta su renuncia en 2010.

Posteriormente, en las elecciones regionales y municipales del 2014 fue candidato a la Presidencia Regional de Lima por Unión Por el Perú, pero no le resultó. Cuatro años más tarde, fue nuevamente candidato al mismo cargo, esta vez por Perú Nación, y tampoco la hizo.

Luego, en las elecciones generales del 2021, Valer fue elegido congresista por el ultraderechista Renovación Popular. A poco de haber entrado al Parlamento, fue separado del partido liderado por Rafael López Aliaga. Tras esto, Valer anunció la creación de su Bancada Liberal para el periodo 2021-2026, pero luego dijo que no se daría. Inmediatamente se unió a la bancada Somos Perú-Partido Morado.

En enero último, hizo pública su renuncia a Somos Perú y comunicó la creación del nuevo grupo parlamentario Perú Democrático (junto a excongresistas de Perú Libre).

¡Qué tal saltimbanqui! ¿Por su pasado los conoceréis?

¿Castillo con los enemigos en casa?

Tendremos un tercer gabinete ministerial en menos de seis meses de iniciado un gobierno (¿será un récord histórico?). Tenemos pedidos de vacancia, cada cinco minutos, por parte de la derecha golpista. Tenemos un Ejecutivo entrampado y autodestructivo (por decir lo menos). Tenemos un Parlamento acechando vilmente y jugando al máximo desgaste contra un Castillo que se esfuerza en darles argumentos a sus enemigos.

Tenemos una campaña mediática demoledora (nacional e internacional) empeñada ya no por petardear únicamente a Castillo, sino por desprestigiar cualquier viso de izquierda en una administración pública. Hay claramente una intencionalidad ideológica por destruir cualquier noción mínima de crítica al neoliberalismo.

Hoy, la derecha tiene más de un escenario posible para el post-Castillo. Lo están acercando y lo asfixian. Le imponen agendas y círculos políticos cercanos pero ajenos. Sus enemigos ahora vienen de varios frentes (y hacen causa común, pese a sus matices). Y desde sus asesores presidenciales parece no haber respuesta clara y contundente. ¿Por qué? ¿Porque no pueden, porque no saben o porque no quieren?