Vizcarra-Cateriano y sus puentes con el arcaico conservadurismo antipopular

Al ver esta foto —que está circulando mucho por las redes— es inevitable preguntarse: ¿A qué se debe esta inmediata reunión entre Pedro Cateriano (Primer Ministro) y Luis Bedoya (líder y fundador del Partido Popular Cristiano)?

¿Qué relevancia política tangible y actual tiene el PPC en nuestro país? ¿Son fuerza mayoritaria en el Congreso? ¿Existe, siquiera, una bancada parlamentaria del PPC? ¿Son el rostro visible de alguna coalición de oposición? ¿Cómo les fue, en términos porcentuales, en las últimas elecciones presidenciales, congresales y municipales? ¿Qué pasó con sus alianzas y sus descalabros coyunturales? ¿Qué pasó con sus militantes e invitados que llegaron a ser alcaldes y luego fueron denunciados y procesados por corrupción, narcotráfico, etc.? ¿Cuál es el nivel de popularidad, aceptación y credibilidad que tienen sus principales líderes mediáticos?

Ya antes, Bedoya y Cateriano se reunieron, cuando este último era Premier en el período de Humala (2011-2016). El trasfondo de aquella vez parece ser el mismo de ahora: Necesidad del Gobierno por espantar cualquier acusación descabellada de «castro-chavismo, comunismo estatizador, populismo progresista, izquierdismo nacionalista» y volver a fortalecer los puentes con la rancia oligarquía elitista del Perú.

Desde el PPC dicen que «Bedoya Reyes ha dedicado su vida a la gobernabilidad del país. Lo hizo para la Asamblea Constituyente de 1978; en el gobierno de Belaúnde. En 2013 se reunió con Cateriano y hoy lo vuelve hacer por la Unidad Nacional». Pero no comentan el historial reaccionario de su líder desde su función como abogado de la fábrica Cromotex en la masacre contra los obreros huelguistas (también en 1978) y muchísimas perlas más, siempre defendiendo los intereses de la gran burguesía corporativa. ¿Cuál unidad nacional?

En fin. Está claro que Vizcarra y Cateriano hoy pretenden reunirse no con los líderes sociales (sindicales, indígenas, gremiales, campesinos, estudiantiles, populares), ni siquiera son prioridad los partidos con cierta representación nacional, sino con arcaicas figuras del conservadurismo antipopular, para seguir definiendo su verdadero carácter neoliberal y proempresarial. ¡Una mierda!

Por: Franz Verne. Periodista e investigador social

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