Según esta encuesta, hay una pequeña caída de Lescano y un estancamiento de López Aliaga, mientras que Mendoza, De Soto, Fujimori y Forsyth tienen un crecimiento ligero en algunos casos y notable en otros. El punto más llamativo es el de Castillo que se mete en una ubicación más expectante, sobrepasando a candidatos muchísimo más mediáticos y con poder económico como Urresti y Acuña.
Es cierto que cada encuesta (sobre todo las más «confiables») solo muestran el momento y las tendencias y no determinan el resultado oficial, pero ya nos van dando un indicativo claro de cómo se enfrentará el último tramo de campaña. El gran conglomerado de la prensa (Grupo El Comercio y aliados) no desean a RLA en el poder por considerarlo un extremista de derecha que colisionaría con los intereses de la derecha liberal, por lo tanto seguirán sacando denuncias en su contra. ¿Esto está bien o no?
Sí, claro. Pero el imaginario popular percibe cada crítica a RLA como una pataleta de la «prensa mermelera» y se muestran curtidos contra cualquier denuncia (los debates tampoco interesan). Peor aún, dibujan una falsa dicotomía entre López Aliaga vs «grupos de poder», cuando es claro que dichas rivalidades son ficticias y a la hora de la defensa del modelo económico y la Constitución cierran filas sin chistar.
La prensa mayoritaria y oficialista también hace sus cálculos y pondrá el arsenal en candidatos «más de centro». Por ello, veremos estos días mayor apoyo y cobertura a Forsyth y De Soto. Poco importa si ambos candidatos llevan a fujimoristas recalcitrantes en sus listas o equipos, pues son percibidos como candidaturas «técnicas y modernas» que calzarían en los tejes y manejes del neoliberalismo defendido por los grupos de poder y sus cajas de resonancia en la prensa.
Lescano les debe parecer muy «izquierdoso» (¡qué ridículo!) y verán la forma de seguir pinchándolo. Que no nos sorprenda que estos días salga algún destape bomba o denuncia reloaded que termine por tumbarse al candidato de Acción Popular. O por último, procurar que pase a segunda vuelta con alguien con quien claramente podría (y debería) perder.
Y respecto a Verónika Mendoza, veremos un mayor nivel de violencia en su contra. Ahora sí saldrá toda la artillería pesada para insistir hasta el delirio en factores como «Venezuela, comer tres veces al día, terrorismo, miseria, atraso», etc. Si la prensa se asusta con RLA, con Mendoza sienten el verdadero terror (no deberian, no hay motivos) y por eso la tratarán como piñata (al final, está claro que el neoliberalismo reaccionario prefiere al fascismo antes que a la socialdemocracia).
Lo de Castillo es meritorio y positivo, pues ha logrado calar a partir de un proyecto y discurso más claramente apoyado hacia la izquierda. Los grupos de poder y sus tentáculos mediáticos ya lo tienen mapeado y le permitirán subir y aparecer en sus medios según sus cálculos (quitarle votos a Mendoza) pero jamás tolerarán que suba un poco más. Les desagrada profundamente la sola idea del provinciano outsider antisistema.
Así las cosas, tendremos unos días más sangrientos y entretenidos. Ahora mismo todo mundo empieza a hacer sumas y restas para ver cómo se llegará al 11 de abril y de qué manera reacomodarse en el «nuevo» escenario político poselecciones.