La vuelta a la tortilla. Una previa al segundo intento de vacancia presidencial

Desde que Pedro Castillo resultó ganador de la jornada electoral del 2021, la vida política peruana podría caracterizarse de mil formas, menos como una experiencia calmada y estable. Por el contrario. Como ya se sabe, la vieja confiable de los medios de comunicación en su clásica campaña mediática; campaña que viene de la mano con la oposición política y económica y, ahora, con Castillo, con una oposición de clase.

Más aún, seguro recordaremos las dos movilizaciones organizadas a fines del 2021 para impulsar el primer intento de vacancia, de la cual se destacó la segunda, donde se vio a nuestra ya conocida Patricia Chirinos, interpretando el papel de una ciudadana tan indignada que no le tembló la boca para disparar públicamente con los mejores insultos de su repertorio contra el Presidente de la República.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, este primer intento de vacancia no prosperó. El bloque oficialista, junto a sus aliados en el Congreso, lograron bloquear la moción de vacancia con 76 votos en contra y evitaron que este pedido se pueda debatir en el Pleno.

El tiempo pasó, los gabinetes ministeriales fueron duramente cuestionados y la Fiscalía abrió investigación contra Pedro Castillo por aparentes delitos contra la administración pública y colusión, en agravio del Estado.

Este nuevo escenario abrió la posibilidad para que la oposición pueda arremeter por segunda vez con un nuevo pedido de vacancia. Así, el 14 de marzo, ahora con 76 votos a favor, el Pleno aprobó debatir la moción de vacancia presidencial.

Lo interesante de este nuevo escenario es la forma en la que se reorganizaron los votos con respecto a la votación anterior.  Tal como figura en la tabla adjunta, es bastante claro cuáles son las bancadas que ven en este nuevo escenario una oportunidad que no tuvieron el año pasado. A partir de ello, es válido preguntarse ¿qué intercambios de favores hay sobre la mesa para aquellas bancadas que, en un comienzo votaron en contra y que hoy se voltean (casi) en su totalidad?

Es preocupante la actitud que toma la representación nacional con respecto a este tema. Si bien la vacancia es una figura constitucional, el tema de «permanente incapacidad moral» es tan gaseoso e interpretativo que más bien deja la sensación de ser una herramienta que legitima la arbitrariedad. Por ello, en vez de que el Legislativo funcione como un contra peso al poder político del Ejecutivo, se pervierte como Institución y se posiciona como un grupo de negociadores privados: el pueblo los eligió, pero trabajan para otros.

El 28 de marzo es la votación final, se decidirá si la vacancia presidencial procederá o no. Son dos los escenarios que podrían darse. Sin embargo, en caso se apruebe la vacancia y Castillo deba retirarse de la Presidencia, ¿la oposición tendrá la satisfacción necesaria para que pueda, de una vez por todas, empujar el gobierno, a favor del país? Sospecho que no.

El TC le abre la puerta a Fujimori y a la injusticia

El Tribunal Constitucional declaró fundado el habeas corpus presentado contra la sentencia que anuló el indulto a Alberto Fujimori. Es decir, le restituyen el insulto y queda libre.

La votación fue 3-3. Ernesto Blume, José Luis Sardón y Augusto Ferrero votaron a favor; mientras que Eloy Espinoza-Saldaña, Marianella Ledesma y Manuel Miranda lo hicieron en contra. Cabe señalar que Ferrero fue quien utilizó su voto dirimente a favor de liberar al exdictador Fujimori.

En conclusión, el TC beneficia tremendamente a un exdictador, ignorando el derecho internacional que prohíbe cualquier beneficio para condenados por crímenes de lesa humanidad. Además, esta institución pisotea la memoria de todos los perseguidos, torturados, desaparecidos y asesinasos durante el fujimorato, y lo hacen en plena crisis sociopolítica con los ánimos crispados y la tremenda inestabilidad que se vive actualmente a nivel nacional.

¿Y qué dice el gobierno? Recordemos que el actual Presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, declaró en noviembre del año pasado (cuando era ministro de Justicia) que: «Es posible pensar en un indulto humanitario para el reo Alberto Fujimori, siempre y cuando, su estado de salud empeore. (…) La situación de estado de salud del expresidente Alberto Fujimori, que ha cometido delitos gravísimos (…) ha empeorado, me parece, considerablemente». Es decir…

¿Y si Castillo no es lo que creemos que es?

¿Y si todo lo que está haciendo Castillo fuera parte de un buen plan del comunismo internacional? ¿Y si lo que busca (al nombrar como Premier a Valer y luego abrazarse con Bolsonaro) es agudizar las contradicciones y provocar un estallido social? ¿Y si está desarrollando la tesis leninista de un paso adelante, dos pasos atrás? ¿Y si planeaba dentro de poco aplicar el gran salto hacia adelante como en la China de Mao?

¿Y si en realidad es un alto cuadro teórico comunista, experto en el combate político y la guerra de guerrillas, pero que disfraza su táctica para no levantar sospechas? ¿Y si es un agudo gramsciano que busca revertir la hegemonía cultural de la superestructura que hoy nos domina? ¿Y si es un valiente espartaquista luxemburguiano que detesta a la socialdemocracia reformista?

¿Y si solamente nos hace creer que es un inepto monigote para que el enemigo no se dé cuenta de que en las montañas ya está formando su glorioso ejército rojo que combatirá del campo a la ciudad? ¿Y si Castillo es un avispado revolucionario que entiende que la lucha de clases atraviesa periodos de convulsión hasta lograr el equilibrio estratégico? ¿Y si está desarrollando su tesis de infiltración a las altas esferas de la gran burguesía y la oligarquía para destruirlas desde adentro? ¿Y si le abre las puertas al fascismo solamente para engañarlo y aniquilarlo con sus propias manos? ¿Y qué tal si todo esto es parte de un proyecto diseñado por la inteligencia cubana con asesores de la ex KGB?

¿Y si Castillo es un erudito hegeliano que nos está diciendo que el Estado representa el estadío último de desarrollo del Espíritu objetivo? ¿Y si busca avanzar hacia tesis bakuninistas demostrando que en realidad el Estado es una maquinaria al servicio de la clase dominante, por lo tanto urge abolirla? ¿Y si nos está diciendo que gobierne quien gobierne, la clase trabajadora siempre perderá y que es mejor abandonar las ilusiones democrático burguesas y el cretinismo parlamentario para abrazar la acción directa de masas y la lucha armada? ¿Y si, salvo Castillo, todo es ilusión?

No seamos mal pensados y dejemos trabajar al «compañero presidente», por favor.

Un saltimbanqui a la cabeza de la PCM

Pedro Castillo acaba de nombrar Primer Ministro a Héctor Valer Pinto… ¿Y quién es este compadre?

Estuvo afiliado nada menos que al Partido Aprista Peruano donde fue Sub-Secretario de Organización y luego Secretario Nacional de Organizaciones Agrarias y Campesinas, hasta su renuncia en 2010.

Posteriormente, en las elecciones regionales y municipales del 2014 fue candidato a la Presidencia Regional de Lima por Unión Por el Perú, pero no le resultó. Cuatro años más tarde, fue nuevamente candidato al mismo cargo, esta vez por Perú Nación, y tampoco la hizo.

Luego, en las elecciones generales del 2021, Valer fue elegido congresista por el ultraderechista Renovación Popular. A poco de haber entrado al Parlamento, fue separado del partido liderado por Rafael López Aliaga. Tras esto, Valer anunció la creación de su Bancada Liberal para el periodo 2021-2026, pero luego dijo que no se daría. Inmediatamente se unió a la bancada Somos Perú-Partido Morado.

En enero último, hizo pública su renuncia a Somos Perú y comunicó la creación del nuevo grupo parlamentario Perú Democrático (junto a excongresistas de Perú Libre).

¡Qué tal saltimbanqui! ¿Por su pasado los conoceréis?

¿Castillo con los enemigos en casa?

Tendremos un tercer gabinete ministerial en menos de seis meses de iniciado un gobierno (¿será un récord histórico?). Tenemos pedidos de vacancia, cada cinco minutos, por parte de la derecha golpista. Tenemos un Ejecutivo entrampado y autodestructivo (por decir lo menos). Tenemos un Parlamento acechando vilmente y jugando al máximo desgaste contra un Castillo que se esfuerza en darles argumentos a sus enemigos.

Tenemos una campaña mediática demoledora (nacional e internacional) empeñada ya no por petardear únicamente a Castillo, sino por desprestigiar cualquier viso de izquierda en una administración pública. Hay claramente una intencionalidad ideológica por destruir cualquier noción mínima de crítica al neoliberalismo.

Hoy, la derecha tiene más de un escenario posible para el post-Castillo. Lo están acercando y lo asfixian. Le imponen agendas y círculos políticos cercanos pero ajenos. Sus enemigos ahora vienen de varios frentes (y hacen causa común, pese a sus matices). Y desde sus asesores presidenciales parece no haber respuesta clara y contundente. ¿Por qué? ¿Porque no pueden, porque no saben o porque no quieren?

Presidente Pedro Castillo visita comisarías de San Juan de Lurigancho

El presidente de la República, Pedro Castillo realizó visitas “inopinadas” la madrugada del 11 de enero a las comisarías de Zárate y La Huayrona ubicadas en el distrito de San Juan de Lurigancho con el fin de supervisar la labor de los efectivos de la Policía Nacional del Perú en este distrito.

A su ingreso a dicho centro policial de la Huayrona, la Policía habría estado interviniendo una “fiesta” Covid-19. El mandatario supervisó la labor del personal policial en favor de la colectividad, especialmente en materia de seguridad ciudadana.  

Luego hizo lo propio en la comisaría de Zárate. Tras estas visitas, el presidente Castillo afirmó que se tomarán medidas orientadas a fortalecer y garantizar un servicio oportuno a la población. 

El presidente Castillo manifestó que estas visitas sorpresivas continuarán en Lima y se realizarán también en las diversas regiones del país.

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Directorio |  Comisarías de San Juan de Lurigancho

Nuevo terminal del aeropuerto Jorge Chávez será entregada en el 2025

El presidente de la República, Pedro Castillo, anunció que la adjudicación de nuevo terminal de pasajeros del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez va generar más de 3000 puestos de trabajo, gracias al impulso del gobierno central a la inversión de $700 millones proveniente del sector privado.

“Desde aquí, aliento a todos a seguir trabajando para que en diciembre próximo podamos colocar la primera piedra del nuevo terminal, y en el año 2025 todos podamos contar con un nuevo aeropuerto, obra que estoy seguro nos hará sentirnos orgullosos de ser peruanos y peruanas, y de nuestro maravilloso país.”, aseguró, tras participar en la firma del contrato de la referida licitación.

Durante la actividad oficial, el jefe de Estado informó que la última etapa de mejoramiento del aeropuerto Jorge Chávez se incluirá el diseño y la construcción de una segunda pista de aterrizaje y despegue, así como una nueva torre de control con edificios conexos que permitirá un mayor flujo de llegada de viajeros de los cinco continentes. 

Asimismo, en el marco de la reactivación económica, el mandatario resaltó que, con las mejoras de la infraestructura aérea comercial, el país podrá lograr el gran flujo turístico que siempre nos caracterizó, incrementando el número de visitas internacionales y la llegada de divisas para beneficio de todos.

Si bien resaltó la necesidad de promover el turismo receptivo, el presidente Castillo también recalcó que esta ampliación generará importantes recursos para todo el Perú, los mismos que servirán para mejorar enormemente la infraestructura de nuestros aeropuertos regionales y la cadena de valor turístico-laboral que implica este dinamismo económico interno.

“No olvidemos que el turismo es otro de los pilares más importantes de la actividad económica y estamos trabajando como Gobierno no sólo en mejorar el aeropuerto Jorge Chávez,  sino también para que los aeropuertos regionales tengan las condiciones necesarias de incrementar el flujo turístico. Este es el Gobierno del pueblo y para el pueblo”, acotó.

Finalmente, el jefe de Estado reafirmó su compromiso de trabajar desde el gobierno para favorecer la recuperación y desarrollo pos-COVID-19 del país, no solo para superar los obstáculos que limitan la competitividad del sector turístico nacional, sino para que este tipo de obras de gran envergadura permitan ser el ansiado motor de desarrollo que genera más empleo e inversiones empresariales a favor de todos los peruanos.

Nota de prensa: Presidencia de la República del Perú

Un Castillo anticolonial: retos del nuevo gobierno

Es claro que este mensaje a la nación fue distinto a los que estamos acostumbrados en cada toma de mando. Se empezó con una fuerte referencia al pasado de explotación colonial que vivimos, para luego mantener el mismo tenor del discurso con una exposición que reivindicó a los otrora vencidos de la historia. Castillo logró sostener una secuencia narrativa con intención rupturista hacia la normalidad de las alocuciones oficialistas anteriores que siempre le han hablado únicamente a las elites.

Ha reiterado la necesidad del cambio en el modelo económico pero sin estatizaciones ni aplicación de control de cambios, y en una Asamblea Constituyente por la vía constitucional. Luego hizo referencia al trasfondo de la lucha anticorrupción mencionando a la detención de expresidentes pero no de empresarios involucrados en el caso Lava Jato. En otro momento dijo que si un proyecto minero no tiene rentabilidad social, no va. Continuó aseverando que la educación pública será declarada en emergencia y que aumentará el presupuesto para este sector para mejorar los recursos educativos y posibilitar el regreso a las clases presenciales. En esta línea confirmó que el internet será un derecho y no un servicio.

Asimismo, dijo que el Estado asumirá la rehabilitación de las mujeres abusadas sexualmente. Anunció, también, la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el cambio de Ministerio de Cultura por el Ministerio de las Culturas, y añadió que en todas las instituciones públicas, donde predominen las lenguas originarias, usarán el idioma local y no el español.

Otros detalles a destacar son que: los jóvenes que no estudian ni trabajan harán servicio militar (esto debe verse de forma más estructural y no únicamente superficial), la publicidad estatal será regulada “de mejor manera” priorizándose a medios digitales y regionales, el Perú buscará convertirse en un país Carbono Neutral al 2050, se planteará un nuevo sistema de protección social. Finalmente dijo que no gobernará desde la Casa de Pizarro pues lo cederá al Ministerio de las Culturas para exposiciones históricas.

Es decir, se trató de un discurso lleno de simbolismos y apuestas a un quiebre democrático del ámbito institucional para conjugarse con la presión histórica de los movimientos sociales en nuestro país. Ahora, su gabinete ministerial deberá aterrizar todas estas propuestas y buscar sortear el evidente obstruccionismo que impondrá el Parlamento y la ultraderecha movilizada.

Horas de lucha en Perú: Entre el quiebre institucional y el desborde popular

El Perú está atravesando uno de sus procesos electorales más críticos en toda su historia. Esta vez asistimos a un periodo de alta polarización que podría definir el futuro inmediato de toda la nación con impactos profundos en materia política, económica y sociocultural. Estamos en medio de una batalla entre dos fuerzas antagónicas con agendas y proyecciones diferenciadas. Por un lado, está Pedro Castillo y el partido Perú Libre que representan a una izquierda descentralista y con arraigo popular, un tanto atípica por ser la conjunción de elementos conservadores en materia sociocultural pero rupturistas con el modelo económico imperante. Y por el otro lado, está Keiko Fujimori y el partido Fuerza Popular que en resumidas cuentas es una maquinaria de ultraderecha, mafiosa y criminal que se ha consolidado a partir del legado de la dictadura cívico-militar de la década del 90 acoplando nuevos elementos de corrupción y criminalidad institucional.

Ambas fuerzas disputaron la segunda vuelta electoral el pasado 6 de junio, con un saldo porcentual a favor de Castillo (50.2%) sobre Fujimori (49.8%) en el conteo rápido propalado la misma noche de los comicios. Estas cifras fueron variando ligeramente a partir del conteo oficial de actas hechas por la propia Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe), llegando a colocar a la candidata Fujimori en primer lugar al inicio del recuento. Conforme pasaron las horas y los días, la diferencia favoreció claramente al profesor cajamarquino. Y mientras las actas eran procesadas y el resultado reafirmaba la victoria de Perú Libre, desde la otra orilla activaron diversos planes de contingencia para evitar la inminente derrota. Se trabajaron operativos de desconocimiento de los números con argucias como impugnar actas con argumentos insostenibles pero cargados de odio y racismo elitista (buscando eliminar los votos de las regiones del sur y las comunidades originarias que optaron masivamente por Castillo).

La desesperación fujimorista

La candidata de Fuerza Popular hasta este momento sigue empeñada en denunciar un supuesto “fraude sistemático” a pesar de que no hay ningún indicio que justifique tal reclamo, generando, por el contrario, una innecesaria inestabilidad sociopolítica para el país en plena pandemia. Ya la Onpe llegó al 100% de actas contadas dejando como saldo final un 50.199% a favor de Castillo versus el 49.801% de Fujimori. Asimismo, la ley electoral dice que para anular mesas de votación (como piden los abogados de Fujimori), tiene que haber indicios claros de un «fraude», es decir, que los organismos electorales hayan mostrado un comportamiento de flagrante favorecimiento a una de las candidaturas por sobre la otra, algo que claramente no ha sucedido en este caso.

Incluso la propia ONPE desmintió, una y otra vez, las denuncias públicas de supuestos fraudes o manipulaciones de actas. Sin embargo, Fujimori todavía tiene esperanzas de que algunas de dichas actas que está revisando el Jurado Electoral Especial (JEE) sean anuladas, aunque de acuerdo a análisis estadísticos no alcanzaría para voltear los resultados finales. Este primer recurso de impugnación de 802 actas (más de 200 mil votos) que le costaron cerca del millón de soles al fujimorismo (se tiene que investigar de dónde sale este dinero para un acto desesperado) no ha surtido el efecto esperado, por eso se barajaron otras posibilidades de presión como las movilizaciones financiadas con dinero del gran empresariado convocando a bases fujimoristas, aliados derechistas y hordas fascistas unidos en su cruzada “contra el comunismo”. Mientras esto sucede, sigue latente la posibilidad de un golpe en mesa (presión al propio Jurado Nacional de Elecciones a través de un fiscal corrupto en su seno), golpe de Estado a través de un llamamiento abierto y desvergonzado a las Fuerzas Armadas para intervenir y “salvar la democracia” o el pedido de asilo y salida con salvoconducto del país por supuesta “persecución política”.

¿Y por qué tanta crispación en Keiko Fujimori? Recordemos que, en marzo pasado, antes de la primera vuelta presidencial, el fiscal Domingo Pérez presentó una acusación de más de 13 000 folios y pidió 30 años y 10 meses de prisión para la señora Fujimori y otros miembros de su partido, por los delitos de crimen organizado, lavado de activos, obstrucción a la justicia y falsa declaración en procedimiento administrativo (por recibir aportes ilícitos de la constructora brasileña Odebrecht para su campaña presidencial de 2011 y aportes de empresarios peruanos para sus campañas de 2011 y 2016). Además, la fiscalía pidió la disolución del Fuerza Popular. Keiko Fujimori calificó estas medidas como «persecución».

Asimismo, vale mencionar que, como parte de la investigación, la señora Fujimori ya cumplió dos periodos de prisión preventiva, entre octubre de 2018 y noviembre de 2019 y entre enero y mayo de 2020, cuando salió con orden de comparecencia restringida luego de pagar una fianza. Fue por ello, que, durante su campaña presidencial, esta candidata debió pedir permisos especiales al Poder Judicial para viajar dentro de Perú, aunque se mantuvo un impedimento de salida del país, como parte de las condiciones que le impuso la justicia peruana.

Y justamente sobre este aspecto el fiscal Pérez pidió revocar la comparecencia debido a que Fujimori incumplió una de las condiciones de este régimen al comunicarse con testigos vinculados a la investigación. La fiscalía se refiere específicamente a Miguel Torres, miembro de Fuerza Popular y testigo del caso. Pues como vimos en televisión nacional, Torres acompañó en días recientes a Fujimori en una conferencia en la que anunció el pedido de anulación de actas de votación. La propia abogada de Fujimori, Giulliana Loza, admitió que Torres «es testigo» en la investigación, pero espera que el juez a cargo del caso «declare improcedente la petición».

 ¿Quién es y qué propone Pedro Castillo?

Castillo adquirió notoriedad en 2017 al dirigir una huelga magisterial en varias regiones del país, que se extendió por 75 días. Los manifestantes exigían, entre otras cosas, un aumento de sueldos para los maestros peruanos. Tres años después, en 2020, anunció su candidatura presidencial representando a Perú Libre luego de que el líder de ese partido, Vladimir Cerrón, fuera inhabilitado y condenado a tres años y nueve meses de prisión suspendida por negociación incompatible y aprovechamiento del cargo cuando era gobernador de Junín (sierra central del país).

Entonces, el candidato Pedro Castillo fue representando una clara fisura en el establishment nacional. Significó la visibilización y articulación de los pueblos postergados durante siglos. Significó la puesta en marcha de las demandas urgentes de las regiones del interior del país que han sido marginadas y relegadas al ostracismo desde la colonia y aún más con la república que se dijo democrática pero que no solo nunca dejó las alegorías aristocráticas y elitistas, sino que profundizó las brechas racistas y culturales al punto de negarle cualquier derecho ciudadano a los pobladores del “Perú profundo”. 

Desde la época de la reforma agraria de 1969, donde se afectó seriamente a los terratenientes latifundistas, no se veía un odio tan explícito ni visceral de parte de la oligarquía y su resonancia burguesa contra la otredad del mundo rural. Es por ello la polarización galopante que hoy estamos viviendo. Es así que, parece factible la posibilidad de tener por primera vez en la historia republicana a un gobierno de izquierdas que llega por la vía democrática. Frente a esto se han activado todas las alarmas del gran empresariado y sus operadores políticos junto a los sectores más ortodoxos de la elite criolla local que no conciben la sola idea de estar frente a un Ejecutivo no alienado a las variantes de la misma derecha que siempre ha gobernado.

Si bien es cierto, Perú Libre se define como un partido marxista, leninista, mariateguista, su discurso y dimensión política tuvo que amoldarse a ciertos parámetros que la misma institucionalidad burguesa y los límites de la democracia representativa en manos de los dueños del poder, le exigieron. Entre la primera y segunda vuelta, se pudo apreciar una suerte de cambios intempestivos que podrían responder a estratégicas comunicacionales para contrarrestar la intensa campaña macartista de la derecha y sus voceros mediáticos. Sin embargo, existe también el resquemor por la posibilidad de una “ollantización” para terminar siendo un gobierno funcional a la agenda de gremios como la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep); la Cámara de Comercio de Lima; la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía; junto a sus aliados transnacionales.

Es así que vimos pasar de proclamas confrontacionales acerca de políticas de nacionalizaciones de los recursos públicos y sectores estratégicos de la economía en clave socialista, hacia moderaciones en tono socialdemócrata para tranquilizar al empresariado con inversión local. Su nuevo jefe del plan económico, Pedro Francke, declaró públicamente que un posible gobierno de Castillo respetaría la autonomía del Banco Central de Reserva, a la que considera de buena labor por su papel en mantener la inflación baja durante más de dos décadas. Asimismo, descartó estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambios, controles de precios o prohibición de exportaciones. A partir de estos elementos, el plan de gobierno de Perú Libre reafirmó su apuesta por lo que ellos llaman “economía popular con mercados”.

Han reiterado su compromiso con el crecimiento de las empresas y pequeños negocios, en particular la agricultura, para fortalecer su énfasis de reactivación y crecimiento económico con dinámicas inclusivas dentro de una perspectiva mayor por mantener la industrialización y el desarrollo productivo nacional. A esto hay que sumarle sus propuestas de garantizar el derecho a la salud y la educación, aumentando necesariamente el gasto social y los niveles de presupuesto partiendo de impostergables reformas tributarias al sector minero para elevar la recaudación en el marco de una política de sostenibilidad fiscal, con reducción paulatina del déficit público y respetando todos los compromisos de pago de la deuda pública peruana.

Creemos que este aspecto debería conjugarse con las propuestas iniciales de cambio (vía referéndum) de la actual Constitución neoliberal heredada de la dictadura fujimorista, así como el avance histórico hacia una Asamblea Constituyente que involucre activamente al conglomerado de partidos políticos, ciudadanía organizada y pueblos originarios o movimientos sociales, con el propósito de desembocar en un nuevo contrato social que rompa la estructura excluyente que hoy perjudica muchísimo a las grandes mayorías en Perú.  

Minería y pueblos originarios

Según el Ministerio de Energía y Minas, la minería supone el 61% de las exportaciones de Perú y la mayor fuente de ingresos en divisas para el país, lo que explica por qué se trata de un asunto central en el debate público nacional. Por ello, la candidata Fujimori intensificó una campaña artera en las regiones con actividad minera (Arequipa, Cajamarca, Moquegua, Apurímac, etc.) lanzando propuestas francamente populistas e insostenibles como otorgar bonos económicos y prácticamente regalar dinero a los pobladores a partir del canon minero en dichas localidades. Y el resultado le fue adverso, porque fue en estos sectores donde Castillo obtuvo un voto contundente, logrando incluso que en ciertos distritos y comunidades se dieran cero votos a favor de Fuerza Popular.

Fue claro que Fujimori pretendió invisibilizar el permanente panorama de conflictos medioambientales en estas regiones, donde la minería ha significado saqueo y contaminación sistemática contra los poblados aledaños, perjudicando seriamente a la agricultura, la ganadería y toda actividad comercial periférica, así como la vulneración de los derechos laborales y humanos de la masa obrera que trabaja en las minas y que debe soportar jornadas inhumanas y sin una defensa sindical clara por el acoso que mantiene la patronal minera. Y son justamente estos sectores empobrecidos y excluidos del “milagro peruano” que pregona una burbuja de crecimiento ficticio, los que le han mostrado un rotundo rechazo a la candidata del megaempresariado y la corrupción.

Y en lo que respecta a la visibilización de las comunidades originarias en la política nacional, es importante entender este proceso dentro de una dinámica regional que involucra a países como Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, además de Perú, donde se han producido mayores avances (pero aún insuficientes) en la participación política de los pueblos indígenas. Es evidente que las elecciones en Ecuador, Perú y México demuestran que los pueblos nativos son los más interesados en ganar más y mejores espacios de toma de decisiones, al mismo tiempo que también están exigiendo el reconocimiento de sus propios mecanismos de resolución de conflictos. Sin embargo, un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 2016 (centrado en Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú) dice que dicha participación política sigue siendo baja.

En el caso peruano reciente, podemos ver que las diversas comunidades originarias de los pueblos quechuas, aymaras, waajún, wampis, etc., han dejado a un lado sus diferencias étnicas y ancestrales para avanzar juntos en una misma movilización que exige el cese al racismo y la marginación, además de oponerse al centralismo criollo que hoy representa Keiko Fujimori y su negativa de reconocerles su voto digno por un candidato al que ven como propio, como uno de los suyos. La participación política de los sectores indígenas se está dando a nivel de bases buscando articularse con los movimientos sociales de la ciudad que apuestan por una transformación sociocultural profunda, de rescate de identidades autóctonas frente a imposiciones culturales de ribetes burgueses y fascistoides.

Y este es un claro escenario de confrontación, de lucha de clases y disputa intercultural de hegemonías y contrahegemonías. Lima, como capital del Perú, ha centralizado un panorama de desprecio hacia las regiones. Se ha evidenciado una normalización colonialista que siempre estuvo presente y hoy muestra sus fauces agresivas cargados de revanchismo ante la ola popular que se va consolidando desde las periferias de la urbe. Los elementos en juego y en disputa hoy son muchos, hay una gran responsabilidad en las direcciones políticas que de esto se puedan dar. El pueblo movilizado y en vías a una radicalización por las condiciones objetivas, no permitirá una derechización de Castillo y compañía. Eso lo saben bien.

Unidad para vencer

Como decíamos, estamos atravesando un periodo álgido de lucha a todo nivel. Desde los posibles quiebres dentro del marco institucional hasta su impacto en el desborde popular (con retroalimentaciones permanentes). Nos adentramos a un nuevo ciclo de conflictividad social que deberá marcar el rumbo inmediato y de mediano plazo para definir los destinos del país. Reiteramos que este proceso de empoderamiento y articulación popular traspasa la propia dicotomía entre dos tiendas políticas. Esto excede la confrontación de dos candidaturas y se traslada a la correlación de fuerzas que se vive en el campo y la ciudad y que busca, desde abajo y a la izquierda, recomponer un nuevo tejido social que logre articularse como fuerza y presión para el gobierno entrante.

Siempre estuvo claro que el enemigo mayor fue, es y seguirá siendo el fujimorato y sus aliados políticos. Se sabe, también, que la derrota (por tercera vez consecutiva en segunda vuelta) en las urnas no significa el fin de este espectro político o que por fin se borrará el legado nefasto y reaccionario de Fujimori padre (acrecentado con la hija, hoy cabeza de la mafia). La posibilidad de hacer retroceder a las fuerzas oscurantistas del control del Estado y de la sociedad en general, pasa por la politización a todo nivel con incidencia clara en demandas de mayor envergadura. Hoy Castillo representa un quiebre desde las fisuras de la democracia representativa, pero las grietas reales deben darse desde los movimientos sociales en general y la clase trabajadora en particular, con organicidad política y con criterio amplio para unirse y vencer.

Inauguran el Comité Central de Perú Libre en San Juan de Lurigancho

El día 17 de abril se inauguró Comité Central de Perú Libre en el Local Comunal de la Agrupación Familiar T6 de José Carlos Mariategui Comuna 17 en San Juan de Lurigancho.

Con la presencia de diversos líderes sociales se pudo aperturar el comité donde se encontró el respaldo a la candidatura al profesor Pedro Castillo, asimismo se conformaría el escuadrón de defensores en las urnas en la segunda vuelta para las elecciones presidenciales.

Ha esta inauguración asistió Gloria Castillo Terrones, hermana del candidato presidencial por Perú Libre, quien en sus declaraciones indicó que realizará un trabajo articulado con todas las comunas de San Juan de Lurigancho.