El eterno y burdo fantasma del «terrorismo»

El día empieza con un «notición»: La policía captura a 70 «miembros de Sendero Luminoso», quienes, desde su organismo de fachada Movadef, «intentarían la reestructuración del terrorismo en el Perú». Y el general a cargo del megaoperativo dice que ha sido «un impecable trabajo de inteligencia de cuatro años de investigación y con detenciones sin disparos y con mucho respeto de los DD.HH.».

Justo ahora que está pendiente el proceso judicial a los responsables por los dos asesinatos durante las jornadas del 14 de noviembre. Justo ahora que se exige sanción y castigo a los policías responsables de disparar al cuerpo de los manifestantes (con heridos de gravedad y secuelas permanentes). Justo ahora que se acumulan las evidencias contra la policía por secuestro, torturas, agresiones sexuales, reglaje y detenciones arbitrarias. Justo ahora que hay fuertes protestas de trabajadores contra el injusto y brutal régimen agroexportador en Ica. Justo ahora que hay un descrédito y desconfianza generalizados contra la PNP. Justo ahora que hay amenazas de huelgas policiales como respuesta a los intentos de reestructuración de su propia institución. ¿Justo ahora?

En Perú es recurrente el uso y abuso del fantasma del terrorismo para desarticular toda protesta social, criminalizar los justos reclamos sociales y crear psicosociales distractores para lavarle la cara a los organismos corruptos (Congreso, Ejecutivo, policía, magistratura, corporaciones empresariales, etc.). ¡Una mierda!

Por: Franz Verne, investigador social y periodista

Opinión Luriganchina: ¿Cambiar todo para que nada cambie?

Como era previsible, Francisco Sagasti confirmó que el objetivo inmediato de su gobierno de transición es «devolver la tranquilidad al país» (léase: inversiones privadas, estabilidad bancaria y manejos corporativos de la economía nacional) sin tocar la Constitución ni hacer reformas sustanciales de ningún tipo.

Si las movilizaciones y protestas populares (con mayor presencia sindical y gremial) que se mantienen o se están gestando para los días venideros, se intensifican; ¿cuál será la respuesta del Gobierno? ¿Mesas de diálogo y retroceso en medidas antipopulares? ¿O, represión sistemática y criminalización de la lucha social? La Confiep decide y el Ejecutivo acata.

¿Y las cadenas privadas de noticias seguirán romantizando hipócritamente (bajo cálculo político y empresarial) las protestas ciudadanas? ¿Qué dirán si esta vez las marchas son contra el modelo económico? ¿Seguirán haciendo extensos informes sobre el motivo de las movilizaciones y los abusos de poder contra los jóvenes? ¿O, volverán a callar y tergiversar —como siempre— los justos reclamos populares?

Por: Franz Verne, periodista e investigador social

Nuevo escenario político en Perú. ¿Hacia dónde vamos?

1.- Es claro que esta siempre fue una disputa interburguesa, entre dos facciones de derecha, cada cual representando sus propios intereses y agendas políticas. Y en esta contienda perdió el que tuvo menos respaldo estratégico. La caída de Vizcarra demuestra un Ejecutivo debilitado y carente de gobernabilidad, pues —entre otras cosas— nunca tuvo una bancada parlamentaria que lo respalde y frene las arremetidas del Legislativo que sí logró consensuar su ataque en bloque bajo la desgastada argucia de la «lucha anticorrupción», cuando siempre estuvo claro que en ambos poderes del Estado el nivel de corrupción es realmente alarmante. Ahora Manuel Merino asume y convocará a un gabinete ministerial acorde a sus socios parlamentarios. Empieza la repartija del poder, que no quepa ninguna duda.

2.- El lío ha sido eminentemente político, sin trastocar el factor económico. En esta crisis institucional, la Confiep no se ha visto afectada; por el contrario, no tuvo reparos en distanciarse rápidamente (vía pronunciamiento público) del vacado Vizcarra a quien abandonan como una ficha reemplazable, como un político desgastado y sin partido propio, como un mal estratega que se autoliquidó rápidamente, y le dan la bienvenida a Merino, un hombre con partido de la derecha tradicional (Acción Popular) y con un claro historial en defensa del status quo nacional. Y en este tinglado, las Fuerzas Armadas han cumplido el rol de siempre: salvaguardar los intereses de la élite con mayor capacidad de control sociopolítico. Mientras que la presidencia del Congreso queda en manos de Luis Valdez (Alianza Para el Progreso), quien tiene 52 investigaciones abiertas en el Ministerio Público, algunas por su gestión como gobernador de La Libertad (¿y la incapacidad moral?).

3.- En lo que respecta al carácter de legalidad de la vacancia aprobada, vale la pena apuntar que hace dos meses, en el contexto del primer intento de vacancia presidencial, el Ejecutivo presentó una demanda competencial y una medida cautelar, en la que se planteaba que el Congreso no podía vacar al presidente, ya que los supuestos de incapacidad moral son demasiado laxos. La cautelar fue rechazada y sobre ese tema no hay vuelta atrás, pero aún subsiste la demanda de fondo. Entonces, para algunos analistas, el Tribunal Constitucional generó en parte este problema cuando no resolvió la cautelar a tiempo. Si hubiera admitido la cautelar en su momento, y le hubiera ordenado al Congreso no pronunciarse sobre ninguna vacancia en aplicación del supuesto por incapacidad moral permanente, mientras no se resuelva el tema de fondo en la demanda competencial mencionada. Y aunque aún se espera el pronunciamiento oficial del TC, esto podría ser mero trámite formal que ya no cambiaría el curso de las cosas.

4.- El papel de la izquierda —en términos muy generales— en esta coyuntura, ha sido difusa, dispersa o intrascendente. Durante el desarrollo de la pandemia se vio un claro divorcio entre la izquierda parlamentaria y el progresismo oficial respecto de las demandas y ajetreos de la población afectada. Se dieron procesos de lucha o movilización en barrios y comunidades buscando alimentos y mecanicismos básicos de subsistencia; asimismo, se generaron protestas sindicales contra los despidos masivos y los abusos laborales, pero ni fueron recogidos por la izquierda institucional ni se generaron políticas en favor de estos sectores. Y hoy se habla de avanzar hacia un proceso de Asamblea Constituyente y nueva Constitución. Como consigna política es alentadora, pero ¿sobre qué bases? ¿Sobre qué comunidad organizada? ¿Sobre qué nivel de representación de masas? ¿Con qué izquierda como vanguardia consensuada?

5.- Sobre las recientes movilizaciones en varios puntos del país, es cierto que se trata de marchas ciudadanistas convocadas primigeniamente contra el Congreso espurio y su vacancia ilegítima, es cierto que existe presencia de políticos oportunistas buscando pescar a río revuelto (Guzmán, Forsyth, Mendoza, etc.), es cierto que su carácter general es liberal y funcional a la defensa de una supuesta democracia corrompida y corruptora, es cierto que no se trata de una protesta de clase trabajadora. Pero no es correcto hacer un análisis despectivo o denostar al grueso de la masa movilizada como si fuera un simple pasacalle burgués. Ahora mismo esa movilización ha congregado a mucha gente que no va a defender a Vizcarra, pues vemos presencia de trabajadores y estudiantes que no van a favor del gobierno vacado, sino en contra de la arbitrariedad del Congreso y su repartija. Hay varios detenidos que serán procesados, hay heridos por lacrimógenas y perdigones, hay represión generalizada. Y esto nos debe llamar a la solidaridad inmediata y a buscar profundizar el actual escenario de conflicto social. Se debe tensionar el momento para pasar de la defensa institucionalista a la protesta popular, para pasar de la indignación ciudadanisista a la abierta lucha de clases enfocando que la vacancia es irrelevante o nociva si no se plantea la abolición de la Constitución fujimorista que padecemos. El «que se vayan todos» debe ir acompañado de estrategia de lucha con política de masas que se sostengan más allá de coyunturas o enredos electorales.

Por: Franz Verne, Periodista e investigador social

Bolivia y sus nuevos retos políticos. ¿Qué hacer?

Lo que ocurre en Bolivia sigue siendo complejo, no puede ser visto en blanco y negro. Se informa que el MAS obtuvo la mayoría en las dos cámaras (senadores y diputados), pero no llega los 2/3 necesarios, por lo que tendría que hacer alianza con algunos sectores del Parlamento. Es por esto que el propio Luis Arce hace el llamado a un «gobierno de unidad nacional». Esto podría ser contradictorio o hasta nocivo a mediano plazo.

Ahora bien, Arce —quien debido a su profesión y funciones políticas— es señalado como el responsable del «crecimiento económico» de Bolivia, debe ver que su país continúa bajo dependencia primarioexportadora y que seguirán siendo vistos como botín geoeconómico por sus recursos naturales (litio, por ejemplo). Además, debe plantearse como tarea inmediata la reestructuración urgente de su propio partido para limpiar los groseros errores y figuras oportunistas. El MAS no debe ver esta victoria electoral como un cheque en blanco porque caerá en los mismos vicios anteriores y no se descartaría un giro a lo Lenin Moreno u Ollanta Humala (si cabe la comparación).

Asimismo, la ultraderecha y la oligarquía golpista coludida con el fascismo (nacional y regional) no se quedarán de brazos cruzados. Camacho, representante de Santa Cruz aparece en el tercer lugar, como un candidato joven y emergente que desplaza políticamente a Carlos Mesa (derecha moderada). En el escenario internacional ya vemos cómo los sectores ultras no dudan en separarse de estos moderados para empujar a una mayor crisis y forzar una nueva desestabilización reaccionaria.

El MAS debe sacar lecciones inmediatas de todo esto y entender que las disputas elitistas por el poder son simples ficciones si no se apoyan sobre una población movilizada y consciente. El protagonismo hoy es de la clase trabajadora boliviana y los movimientos sociales altiplánicos que siguen luchando contra el fascismo en las calles y plazas. Si la gestión entrante elige la tibieza política, los acuerdos con la oposición y cede a las presiones imperialistas, estaría repitiendo, nuevamente, escenarios trágicos como en el Chile de Allende. Veremos.

Por: Franz Verne, Periodista e investigación social

Vacancia presidencial: ¿Cambiar todo para que nada cambie?

Listo, una vez más pasó lo previsible. No hubo vacancia y todo sigue como antes, como siempre. Queda claro que fueron jugadas de ajedrez buscando algún jaque final que nunca llegó porque se dieron movidas previas, hilvanadas para generar zozobra política sin mover el meollo económico. Todo para el aplauso y distracción del convencido público.

Resulta curioso que los promotores iniciales de la vacancia se echaran para atrás y terminaran sintonizando en las votaciones con las bancadas liberales y de «izquerdista». Se habla de «defensa de la democracia y la institucionalidad» cuando en realidad es la salvaguarda del modelo económico antipopular y su profundización bajo las exigencias de la Confiep.

Queda claro que en este lío de derechas, hubo un claro ganador de clase. No importaba qué bando se impusiera, pues las directivas neoliberales se mantuvieron. Y asistimos a un nuevo episodio histórico donde la izquierda oficialista queda expuesta como punto muerto de oposición política de masas con capacidad de políticas nacionales, para terminar siendo un ínfimo apéndice gubernamental sin independencia ni capacidad de articulación programática.

Vizcarra se queda. Los congresistas provacancia y sus partidos reaccionarios/oportunistas también. Se queda la política del estrepitoso mal manejo del país en tiempo de crisis social. Se queda el Congreso rastrero, vil y calculador. Se quedan las recetas económicas de despidos masivos, desempleo generalizado y desgracia sanitaria. Se quedan los ridículos esperpentos parlamentarios y sus infulas absolutistas. Se quedan los mismos actores de esta tragicomedia donde los que realmente pierden son los de siempre: la clase trabajadora y los movimientos sociales. Así estamos.

¿Cuál es el sentido de las «Abstenciones» en las votaciones parlamentarias?

¿Por qué la democracia representativa considera esta opción como válida en procesos donde se discuten políticas nacionales, reformas sustanciales o votaciones cruciales? ¿Por qué quedarse al margen o por fuera cuando hay que decidir fuerte y claro? ¿Por qué decir «ni SÍ ni NO» cuando las papas queman y urgen las definiciones?

¿Es un burdo pragmatismo que intenta tranquilizar consciencias o desligar responsabilidades? ¿Es la política del «pecho frío» que dice una cosa pero hace otra, y no asume compromisos tangibles? ¿Qué mensaje político se da al país o qué impacto inmediato se consigue? ¿Hay acuerdos y cálculos previos para consensuar una abstención mientras todo el Perú está hastiado de más corruptela y mediocridad burguesa? ¿Por qué no sentar una posición clara de principio a fin, acorde a una claridad programática? ¿Hasta cuándo con el «ni chicha ni limonada»?

POR: FRANZ VERNE, Periodista e Investigador Social

Pedido de vacancia: ¿Clamor popular o cálculo político?

Ahora que se ha filtrado la información que revela el intento de acercamiento de Manuel Merino (presidente del Congreso) con altos mandos militares —antes de la aprobación de la moción de vacancia—, desde el Gobierno se aduce un «delito de sedición» o «intentona golpista» por lo que el propio Consejo de Ministros presentará una demanda competencial ante el Tribunal Constitucional para evitar que caiga Vizcarra.

Como siempre pasa en momentos de crisis dentro de la élite política, uno y otro bando se apura en conseguir el estratégico apoyo de las Fuerzas Armadas para contrarrestar al rival. Mientras tanto, se siguen ideando jugadas maestras para controlarlo todo y forzar al enemigo a patear el tablero.

Y aquí es importante saber quién es quién y qué papel desempeñan. No solo está el nuevo «adalid democrático» Edgar Alarcón, quien tiene denuncias constitucionales por haber incurrido en delitos de enriquecimiento ilícito agravado y peculado doloso, en su época de contralor, sino su propio partido Podemos Perú y sus aliados dentro del bodrio fujimorista (en contubernio con apristas, castañedistas, acciopopulistas, acuñistas, etc.). El bando provacancia es el reciclaje de mafias anteriores.

La caída de un régimen no debe ser adjudicado a otra facción en el poder, ni debe dejarse que la derecha recalcitrante se adjudique méritos ficticios hegemonizando el descontento contra el gobernante de turno. Debe ser labor de los movimientos sociales y la clase trabajadora organizada políticamente, quienes generen el quiebre democrático, tensando las oportunidades que da una crisis para plantear salidas genuinas hacia un recambio del modelo económico y el sistema en su conjunto. Sin embargo, el protagonismo popular es casi inexistente en nuestro país y los vacíos de lucha seguirán siendo llenados por los oportunistas de cualquier color.

POR: FRANZ VERNE, Periodista e Investigador Social

¿Nueva crisis en medio de la actual megacrisis?

Vizcarra no ha negado las conversaciones contenidas en los audios propalados hoy en el Parlamento, incluso afirmó que ya conocía de la existencia de dicho material hace más de un mes, pero aduce que han sido editados de forma tendenciosa.

¿Vacancia presidencial? Estamos claramente en un escenario de disputa entre derechas que buscan recuperar el Ejecutivo o afianzarse en el. Y ya se hacen los recuentos o cálculos de quiénes ganarían con una eventual caída de Vizcarra (fujimorato, aprismo y demás yerbas). Es obvio que Edgar Alarcón (congresista que entregó los audios) actúa en función de directrices políticas que favorecen concretamente a unos y allana el camino a otros. No hay transparencia ni honestidad democrática, que no nos engañen los discursos liberales.

Vizcarra trata de defenderse diciendo que no hay nada ilegal en las conversaciones, que no constituye causal de vacancia, que se investigue y que no renunciará. Y se escuchan ecos desde sectores socialdemócratas, liberales o «pragmáticos», diciendo que es menester «defender la institucionalidad contra las mafias y sus operadores políticos». ¿Qué institucionalidad? ¿El caduco engranaje capitalista que perpetua la corrupción como motor básico de un sistema más complejo que sobrepasa a los actores coyunturales?

Ninguna vacancia en boca de esperpentos reaccionarios es elogiable, pero tampoco sirven las tibiezas gobiernistas provizcarristas que llaman a seguir con la falsa dicotomía «corrupción vs democracia» cuando ambos bandos representan los mismos pútridos intereses de la elite política. No olvidemos que por sobre las luchas intestinas Ejecutivo-Legislativo, están las exigencias de la Confiep.

Hay que tener claridad en la lectura del momento político para saber quién es quién y no secundar o defender presiones subalternas. Ningún político desde el poder debe gozar de confianza a secas. Es posible plantearse salidas populares por fuera de marcos institucionalistas. Es posible tumbarse un régimen con movilización y acción directa de masas. No olvidemos que, mientras por arriba se mueven los cálculos neoliberales; por abajo seguimos pagando los estragos de la pandemia (desempleo, precarización extrema, endeudamientos abusivos, despidos masivos y muertes).

Por: Franz Verne. Periodista e investigador social

Foto: AP NOTICIAS