Hoy es un día trascendental para el pueblo chileno que ha luchado, lucha y luchará por un país distinto al que impusieron Pinochet y su camarilla golpista y reaccionaria.
La apuesta estratégica de los amplios sectores movilizados por el «Apruebo» (desde la izquierda u orgánicas de base) es por la apertura de un mejor escenario para articularse conjuntamente y generar transformaciones de cara a mejorar sus condiciones de vida a nivel general, sosteniendo siempre un horizonte que exceda el proceso constitucional pero que también lo contenga. Que incluya la voz de los sectores postergados e invisibilizados y que logré fisuras en la sociedad elitizada que les toca afrontar.
Existe un conglomerado de fuerzas políticas de izquierda con perspectiva anticapitalista en Chile que buscan generar un panorama constructivo (desde sus trabajos sindicales, territoriales, feministas, populares, etc.) que sobrepase coyunturas y se plantee el reto de disputarle la hegemonía del país a la oligarquía y la ultraderecha que siempre han controlado el país sureño. Y pese a que existen diversas lecturas dentro del mismo «bando», hay organizaciones que plantean que la única garantía de triunfo en ajetreos institucionales (dentro de los límites de la democracia burguesa) es mantener el rol protagónico del pueblo movilizado y vigilante, sin caer en ilusiones cortoplacistas ni quedarse de espaldas a la realidad histórica.
De este conjunto de posiciones políticas, suscribimos el comunicado de los/las militantes de Periódico Solidaridad: «Entendemos que el proceso constituyente institucional tiene serias limitaciones para dar paso a cambios profundos del modelo que nos precariza, pero si fuimos capaces de abrir un proceso constituyente, también debemos ser capaces de desbordarlo, y partir con un mejor pie para un nuevo periodo de nuestras luchas.
Esto solo se logrará mediante la irrupción de una Asamblea Popular Constituyente, única y radicalmente democrática, en que nos encontremos con todas las instancias organizativas surgidas al seno de la organización popular y que sea capaz de imaginar la vida que soñamos, construir programa y unificar nuestras demandas como mandatos constituyentes.
Decimos entonces que hay que cambiarlo todo, incluída la constitución, para mantener un escenario de disputa abierto, para potenciar la influencia de un programa anticapitalista y feminista con la voluntad de tensionar, incidir y desbordar el proceso institucional mediante la organización de las fuerzas populares y anticapitalistas que posibiliten la unión de la clase para conquistar caminos en la construcción de poder popular».
¡Arriba los pueblos que luchan!
Por: Franz Verne Periodista e investigador social